El guión de la última película de Woody Allen, ´Si la cosa funciona´, título que hace referencia, cómo no, al amor, llevaba treinta años guardado en el cajón.y es de agradecer que el director de ´Manhattan´ se haya acordado de recuperarlo para disfrute del respetable. Es un enredo en toda regla, con sus entradas y salidas de personajes, incluso alguno lo hace por la ventana sin tener siquiera en cuenta la altura del piso. Después del viaje inacabado del cineasta de ´Annie Hall´ por Europa (aún le queda pendiente su última cinta británica) vuelve con este vodevil a las calles de su querida Nueva York, donde se mueve con su cámara a las mil maravillas. Como en sus mejores tiempos, dirige actores con gran precisión y consigue que la pareja formada por Larry David --un cómico norteamericano muy conocido en su tierra y completamente desconocido por aquí-- y Evan Rachel Wood lo haga francamente bien dando vida, respectivamente, al misántropo y pesimista físico retirado después de su separación y con tendencias al suicidio que pasa el tiempo dando clases de ajedrez a niños que tienen que aguantar su aspecto más gruñón, y la joven que un día escapó de casa y se refugió en el apartamento de ese viejo antipático, nominado al Nóbel, al que encontrará encantos escondidos tras su malhumor. Además, para complicar la cosa, aparecerán los padres de la novia, constituyendo todo un aliciente para esta comedia ágil y entretenida. Por supuesto que los actores de reparto están también estupendos, aunque el verdadero trabajo interpretativo de todos lo veremos cuando se estrene en versión original, ya que el doblaje que se ha hecho presta un flaco favor a todos ellos. Por último, conviene resaltar la licencia que se toma Woody Allen al hacer hablar a su protagonista a cámara, rompiendo la cuarta pared, siendo el único actor consciente de estar dentro de una película, como ocurría en ´La rosa púrpura de El Cairo´.