Manifestaciones

Cientos de agricultores cordobeses se ponen "en pie de guerra" contra la asfixia del campo

Los manifestantes logran cortar la autovía A-4 a primera hora de la tarde y provocan retenciones y problemas de tráfico en varios puntos de la ciudad

Tractorada de protesta de agricultores en Córdoba

Diario CÓRDOBA

Rafael Verdú

Rafael Verdú

El campo cordobés está de nuevo "en pie de guerra". Así reza una de las pancartas más difundidas en la protesta que ha recorrido en la mañana de este martes las carreteras de la provincia de norte a sur y de este a oeste, en tres columnas de tractores y vehículos agrícolas que han convergido en la capital pasado el mediodía. 

Cabe destacar que, aunque la protesta ha discurrido sin grandes incidentes, sí se ha producido un momento de tensión cuando un grupo de unas 40 personas, que aguardaban en El Arenal la llegada de las caravanas, ha intentado cortar la autovía A4. La intervención de media docena de patrullas de la Policía Nacional -incluyendo efectivos de los antidisturbios- ha conseguido convencer a los agricultores de mantenerse dentro de los planes previstos. Solo se han mantenido cerrados los accesos a El Arenal. Aunque ya al mediodía sí han logrado cortar la autovía A4 en ambas direcciones durante una media hora, con la vigilancia de la Policía Nacional. Más tarde han ido abriendo carriles alternativamente, pero los problemas de tráfico han afectado a las grandes vías de la capital.

Participantes

La tractorada partió a primera hora de la mañana desde puntos tan dispares de la geografía cordobesa como Peñarroya, PozoblancoCastro del Río o La Carlota. La idea era llegar al Arenal cordobés antes del mediodía, pero las caravanas han ido llegando con mucho retraso. Las cifras de participantes bailan según quién las apunte. Los organizadores en Córdoba aseguran que ha habido al menos 600 tractores en toda la provincia, pero sólo los participantes de la zona Norte calculan que fueron unos 400. Estos últimos no pudieron entrar en la capital, como sí hicieron quienes llegaron desde el Sur, por Santa Cruz o el Álamo, hasta reunir a unos 300 vehículos agrícolas en la explanada del recinto ferial al término de la protesta en torno a las 14.00 horas. Según la Policía Local, al término de la protesta había entre 400 y 500 vehículos en la zona.

Las quejas de los agricultores que han motivado la manifestación son variadas, pero tienen que ver sobre todo con el exceso de legislación agrícola en el ámbito nacional y comunitario. No sólo hay demasiada burocracia, sino que además en no pocas ocasiones las normas que se aplican a los agricultores y ganaderos son injustas. Así lo ven los organizadores de la tractorada. 

En algunos puntos, las demandas de los granjeros cordobeses -sin el apoyo de patronales ni sindicatos del sector- son las mismas que las de sus colegas franceses que intentan colapsar París, pero sin violencia y apuntando hacia otro sitio. Si los agricultores galos se quejan de la competencia desleal de los productores españoles e italianos sobre todo, el campo patrio cree que el problema está realmente al otro lado del Mediterráneo, en Marruecos. 

Las demandas

En un breve comunicado leído por Soledad Serrano, portavoz del colectivo autodenominado Agrupación Nacional de Agricultores y Ganaderos del Sector Primario, se explican las demandas concretas del sector. Gran parte de ellas apelan a la legislación vigente o futura, como derogar la Ley de Bienestar Animal o rebajar las condiciones de las leyes ambientales y de protección de especies, así como reducir las exigencias de la nueva PAC (Política Agraria Común).

Otras normas que creen injustas los productores son las que regulan el etiquetado o los precios "para que el agricultor no se vea obligado a vender a pérdidas. También hay, aseguran los organizadores, demasiados impuestos, un aspecto que se podría corregir en parte si se mantienen las bonificaciones al gasóleo agrícola

Controles y aranceles

Las exigencias del sector también pasan por la rebaja de la carga burocrática "tras perder muchas jornadas de trabajo y más implicación del funcionariado"; el cumplimiento de control fitosanitario de la normativa europea para todos los productos que entran de países extracomunitarios; o el "compromiso de una política de gestión del agua consecuente con las necesidades de cada territorio". Para evitar lo que consideran una competencia desleal, agricultores y ganaderos reclaman aranceles a todos los productos alimentarios que vengan de fuera de la UE. 

En un principio, la protesta ha discurrido sin incidentes, aunque se ha producido un momento de tensión cuando un grupo de unas 40 personas, que aguardaban en El Arenal la llegada de las caravanas, ha intentado cortar la autovía A4. La rápida intervención de media docena de patrullas policiales, incluyendo antidisturbios logró convencer a los agricultores de que era mejor mantenerse dentro de los planes previstos en un primer momento. Solo se mantuvieron cerrados los accesos al Arenal. 

Problemas de tráfico

A primera hora de la tarde, sin embargo, los agricultores han aumentado la intensidad de sus protestas y han logrado cortar la autovía A4 en ambas direcciones durante una media hora, con la vigilancia de la Policía Nacional. Más tarde han ido abriendo carriles alternativamente, pero los problemas de tráfico se han empezado a notar no solo en los accesos a la ciudad sino también en algunas de las avenidas interiores. En avenidas como las de Cádiz o de América fue una odisea circular en torno a las 15.00 horas, coincidiendo con el horario de salida de los trabajos y de los colegios.

En la autovía A4 hubo a primera hora de la tarde del martes varios kilómetros de retenciones debido al corte de la carretera. Sobre las 16.20 horas se reabrió la autovía al tráfico en ambos sentidos, según indican fuentes de la Subdelegación del Gobierno, sin que haya sido necesaria la intervención policial. Para entonces ya había cinco kilómetros de retenciones en la A4 y colas de tres kilómetros en Villaharta en dirección hacia Córdoba.

La opinión de los agricultores

Más allá de las exigencias concretas, los agricultores cordobeses quieren mostrar su monumental enfado con una situación de crisis que ya se prolonga dos años y que está asfixiando al campo. El primer peldaño de la cadena alimentaria son ellos, los pequeños -y algunos no tanto- productores que trabajan sus campos día tras día sin descanso. Al final de todo el proceso está el consumidor, que los granjeros creen que no sabe lo que está pasando. Entre medias hay multitud de operadores e intermediarios que encarecen el producto sin que los agricultores vean el fruto de su esfuerzo, que se quedan otros.

Una joven agricultura pone el ejemplo de las mandarinas, que ahora están en su época, y que el productor vende a 7 céntimos el kilo. "¿A qué precio están en el supermercado? ¿Dónde están los consumidores?", se preguntaba en la concentración del Arenal. La respuesta es fácil de encontrar: rondan los 2 euros el kilo en las tiendas online, casi 30 veces más de lo que recibe el agricultor. Nadie sabe quién se queda todo ese beneficio, pero desde luego no son quienes están al inicio de la cadena alimentaria. 

"Negreros" y "esclavos"

A Agustín Barragán sus 3.000 olivos de Montoro ya no le dan para mantenerse, asegura. Cabrían en una hectárea o poco más si fuera un cultivo superintensivo (y si hubiera agua suficiente para una técnica muy rentable pero poco sostenible), pero sus árboles se disponen a la manera tradicional, esa que lleva siglos modelando el paisaje andaluz. 

"Estoy asfixiado con impuestos y normas nuevas, y las generaciones que vienen lo sufrirán más. España estaba bien y se la han cargado los políticos. Somos sus negreros". Su testimonio da cuenta del tremendo malestar en el agro y lo suscriben, con palabras parejas, los cientos de participantes en la concentración del Arenal. 

Como Rosario, quien llegada desde Castro del Río se define como una "productora no tan pequeña" aunque la cantidad de olivos que uno tenga "da lo mismo, porque estamos todos igual". La miseria iguala por abajo, pero siempre puede haber alguien peor, como preguntaba Calderón de la Barca en La vida es sueño: ¿Habrá otro más pobre y triste que yo? Haberlos haylos. Responde Rosario alegando que en países como Ucrania o Marruecos los agricultores "trabajan con esclavos". 

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