MEMORIA DEMOCRÁTICA

Buscan con un georradar cinco nuevas fosas comunes en el cementerio de Palma del Río

Técnicos del Instituto Andaluz de Geofísica trabajan en la plaza central del camposanto mientras continúan los trabajos de exhumación ya iniciados | El estudio se financia gracias a un convenio entre el Foro por la Recuperación de la Memoria Histórica y el Ayuntamiento

El georradar trabaja en la zona de la plazoleta central del cementerio de Palma del Río.

El georradar trabaja en la zona de la plazoleta central del cementerio de Palma del Río. / E. MANZANO

Un georradar trabaja en el cementerio municipal San Juan Bautista de Palma del Río en la localización de cinco fosas comunes de fusilados en la ciudad entre 1939 y 1940. Se trata de un proyecto de investigación del Foro por la Recuperación de la Memoria Históricaque se acomete a través de un convenio con el Patronato Municipal de Cultura. José Antonio Peña, que dirige el área de Geofísica Aplicada del Instituto Andaluz de Geofísica, explica que "estamos barriendo todas las zonas y, una vez que procesemos todos los datos, los trasladaremos al foro". Para ello están empleando una técnica no invasiva, con la que no se perfora sino que "son mediciones desde la superficie".

El Foro por la Recuperación de la Memoria Histórica argumenta el inicio de esta actuación en un estudio de la arqueóloga Elena Vera Cruz, encargado por esta asociación memorialista. Se trata de un informe, realizado mediante una subvención de la Diputación de Córdoba, que pone de manifiesto la existencia de cinco fosas comunes, aparte de la ya identificada y en la que se lee "Descansen en paz. 1936", donde se encuentran las víctimas del 27 de agosto de ese año y se están realizando trabajos de exhumación en estos momentos.

Trabajos que se desarrollan en la fosa que se conoce hasta ahora.

Trabajos que se desarrollan en la fosa que se conoce hasta ahora. / E. MANZANO

La localización de estas otras fosas ha contado con la investigación de Antonio Arroyo Sobrino en el Archivo Militar Territorial Segundo de Sevilla, una relación de expedientes ya digitalizados. Se trata de informes militares donde se lee que "...se procedió a inhumar los cadáveres de los ejecutados... en una fosa común a unos siete metros de la pared", que hoy, con la ampliación del camposanto, se corresponde con la plazoleta central. Del estudio en el Archivo Militar se desprende una relación de 40 víctimas entre los días 7 y 16 de noviembre de 1939, 11 de diciembre del mismo año y 30 víctimas de marzo del año 1940.

Por otro lado, el Foro y la arqueóloga Elena Vera Cruz también han contado con testimonios de familiares y vecinos. Testimonios como el de María del Carmen Díaz Muñoz, que ha seguido los trabajos del georradar contando, mientras señala la plazoleta central, que "mi bisabuelo está aquí". Cuenta que su bisabuelo, Rafael Muñoz Caro, se fue del pueblo cuando empezaron a llegar las tropas desde Écija. Estaba casado y era padre de cuatro hijos. Pero según el expediente encontrado por Arroyo Sobrino en el Archivo Militar de Sevilla, volvió a Palma en el 39 y "lo estaban esperando en la entrada".

La historiadora Rosa García Naranjo, también presente en las tareas del georradar, apunta que "se dijo que se volviese a los pueblos, que no pasaba nada, pero era la propaganda". En este punto, María del Carmen Díaz Muñoz añade al relato de su familia que "no llegó a su casa, lo detuvieron a la entrada. Le quitaron todas sus pertenencias, sus dos mulas, que eran sus herramientas de trabajo, más comida y algo de dinero para su familia". A raíz de eso lo encarcelaron en "la cárcel de Zúñiga", donde su mujer y sus cuatro hijos fueron a verlo y presenciaron cómo lo sacaban escoltado camino del juzgado, y que "cuando se volvía a mirar a su mujer e hijos le daban con la culata de los fusiles".

María del Carmen Díaz Muñoz junto al punto donde se localiza la fosa donde se encuentra el cuerpo de su abuelo.

María del Carmen Díaz Muñoz junto al punto donde se localiza la fosa donde se encuentra el cuerpo de su abuelo. / E. MANZANO

Esperando que el georradar barra la zona donde se encuentra la fosa en la que cree que está su bisabuelo, sigue explicando que "cuando salió de la cárcel había recibido una paliza tan grande que no se le veía la cara de la sangre. Lo volvieron a llevar a la cárcel y cuando volvieron a preguntar por él, la respuesta fue que ya no estaba allí". El testimonio de esta joven mujer continúa con la llegada de su bisabuela al cementerio, donde la raparon, "le dieron su jarabe y la bajaron al pueblo riéndose de ella". El nombre de Rafael Muñoz Caro está en las placas de las víctimas del franquismo en la fosa común del 27 de agosto de 1936, y su bisnieta afirma que "espero encontrarlo, se lo prometí a mi abuelo, se fue con su pena, al igual que mi tía, que falleció en noviembre, también se fue con su pena".

Ahora la fosa común está abierta y se acomete la exhumación de estas víctimas. Elena Vera Cruz está al frente de los trabajos de exhumación y destaca el elevado número de cuerpos encontrados en esta área. La fosa, tras una investigación preliminar para delimitar su perímetro --40 metros de largo por 2,5 metros de ancho--, en este trabajo de exhumación de víctimas desvela que en menos de medio metro de profundidad hay cuerpos apilados. Cuerpos que ya se están individualizado con la labor de una antropóloga en el equipo de Vera Cruz, que también cuenta con topógrafo, para posteriormente cotejarlos con muestras de ADN que está recogiendo el Foro por la Recuperación de la Memoria Histórica entre los familiares. En la excavación de sondeo previa, acometida el pasado año, el Foro ponía de manifiesto las evidencias de muerte violenta tras la aparición de cuerpos con fracturas peri mortem en cráneos, extremidades y balística, señalando que "la disposición de los cuerpos habla por sí sola".

La exhumación en esta fosa común, en esta primera fase que finaliza en marzo, se acomete con una subvención de 28.000 euros que llega al Ayuntamiento desde la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) y 10.000 euros por un convenio nominativo de la Diputación de Córdoba, mientras el Consistorio aporta 1.000 euros. Se prevé la existencia de más de 300 cuerpos en esta fosa del 27 de agosto de 1936.