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La huella del Barroco en la Subbética de Córdoba

Una campaña de recogida de firmas respalda la petición de la declaración de la Unesco para este patrimonio histórico singular

Iglesia de Nuestra Señora de los Remedios de Cabra.

Iglesia de Nuestra Señora de los Remedios de Cabra. / CÓRDOBA

La declaración por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad al Barroco de la Subbética es una aspiración para los pueblos de la comarca, que verán revalorizarse un legado histórico que ya es considerado como un auténtico tesoro cultural de la provincia de Córdoba.

Por el momento, una vez que se han pronunciado favorablemente tanto las administraciones locales y provinciales como el propio Congreso de los Diputados, que respaldó una proposición no de ley presentada por el diputado cordobés del PSOE Antonio Hurtado, el expediente está pendiente de que la Consejería de Cultura le dé curso. Mientras tanto, se ha puesto en marcha una campaña de recogida de firmas on line para reforzar el expediente con el respaldo popular.

El mayor exponente de este legado se puede encontrar en Priego de Córdoba, considerada como la capital del Barroco andaluz. Priego atesora numerosas muestras de este estilo que protagonizó la etapa de mayor actividad artística en la localidad.

Cúpula del sagrario de la iglesia de la Asunción de Priego.

Cúpula del sagrario de la iglesia de la Asunción de Priego. / CÓRDOBA

Fue este un período de esplendor, que se desarrolló desde las últimas décadas del siglo XVII a los primeros años del XIX, y que está estrechamente relacionado con el florecimiento económico de la ciudad, gracias a la manufactura y comercio de la seda, que la convirtieron en uno de los centros de sericicultura más importantes de España.

De sus factorías partían tafetanes y terciopelos hacia el resto del país, pero también para Francia y el Nuevo Mundo.

Entre las joyas que el Barroco dejó en Priego, cabe destacar el sagrario de la parroquia de la Asunción, una sobrecogedora capilla en la que la luz entra por los lucernarios de su cúpula y juega con los querubines y ornamentos vegetales que componen esta obra maestra del Barroco andaluz y español, cuyo autor fue el prieguense Francisco Javier Pedrajas.

Dos jóvenes observan el santuario de Aras en Lucena.

Dos jóvenes observan el santuario de Aras en Lucena. / R.C./M.G./J.M.

En las iglesias de la Aurora, San Francisco, San Pedro, San Juan de Dios, Mercedes, Angustias y Carmen también podemos encontrar magníficos ejemplos de la profusa decoración que caracterizó a este estilo artístico, especialmente en retablos y cúpulas, así como una interesantísima muestra de imaginería religiosa, entre las que sobresalen varias obras atribuidas a Pablo de Rojas, José de Mora y Alonso de Mena, entre otros.

Pero si el Barroco dejó su impronta en la arquitectura religiosa, también lo hizo en uno de los principales monumentos civiles de la localidad, como es la Fuente del Rey, en la que el agua y las constantes referencias a la mitología convierten a esta fuente monumental, jalonada por 139 caños que brotan de los tres estanques que la conforman, en única en su género.

Los grandes artífices de esta transformación, junto a la pujanza económica que permitió sufragar tales actuaciones, fueron los integrantes de la denominada Escuela Barroca de Priego, iniciada por el lucentino Francisco Hurtado Izquierdo, al que siguieron los hermanos Jerónimo y Teodosio Sánchez de Rueda, Juan de Dios Santaella y Francisco Javier Pedrajas, cuyos últimos trabajos ya denotan la influencia del Rococó e, incluso, del Neoclasicismo.

Portada de la ermita de las Angustias de Priego.

Portada de la ermita de las Angustias de Priego. / CÓRDOBA

En el caso de Lucena, la capilla del sagrario del templo parroquial de San Mateo Apóstol y la ermita de la Sierra de Aras coronan, con una excelencia deslumbrante, las referencias del estilo artístico del Barroco en la ciudad. Un ramillete de autores locales, de inmensa talla y difuminado reconocimiento, forjaron un eminente legado.

Entre 1740 y 1772 se alzó, en el interior de la iglesia de la Plaza Nueva un monumental oratorio proyectado por el arquitecto lucentino Leonardo Antonio de Castro. La magnificencia de esta obra escultórica adquiere una relevancia nacional en el catálogo de ejemplos sublimes de este movimiento cultural. La portada, de jaspe negro, rojo y blanco, guarda la autoría de Juan del Pino Ascanio, otro maestro de la localidad.

Sobre una planta octogonal, sobresalen cuatro robustos machones que sustentan otras tantas pechinas. Pedro de Mena y Gutiérrez, igualmente escultor local, concibió la abrumadora decoración, culminada por el impactante tabernáculo, y que rebosa símbolos eucarísticos, doctores de la Iglesia, alegorías devocionales o elementos ornamentales de carácter vegetal o geométrico y espejos.

A poco más de seis kilómetros, en el culmen de la sierra aracelitana, custodia a Lucena el santuario de la patrona. La bóveda de medio punto y la cúpula, repletos de ornamentación religiosa, esconden las construcciones originales.

Francisco Hurtado Izquierdo, uno de los creadores más ilustres del Barroco español y nacido en Lucena, colaboró, junto a Leonardo Antonio de Castro y Jerónimo y Teodosio Sánchez de la Rueda, en la confección de un retablo principal realizado en madera tallada, dorada y policromada. Acisclo Manuel Muñoz, montillano, fue el artífice de esta estructura presidencial enmarcada por columnas salomónicas.

Iglesia del convento de las Angustias de Cabra.

Iglesia del convento de las Angustias de Cabra. / CÓRDOBA

Los muros laterales del presbiterio, también con marcos de talla dorada, muestran lienzos de la natividad y la epifanía, firmados por Leonardo Antonio de Castro. Y los retablos laterales inmortalizan a San José y a Santa Bárbara.

Otros valiosos ejemplos del Barroco en Lucena, aunque de menores dimensiones y en ciertos elementos, resaltan en el Palacio de los Condes de Santa Ana, el claustro del Convento de los Padres Franciscanos y la iglesia anexa, Madre de Dios.

Y esta selección siempre incompleta ha de integrar el propio templo de San Juan Bautista, la iglesia conventual de San Martín y las iglesias parroquiales de Santo Domingo de Guzmán y El Carmen y las ermitas de la Aurora y de Dios Padre.

Las ricas manifestaciones barrocas en Cabra tampoco pasan desapercibidas al ser numerosas y variadas. Así se puede ver en la presencia destacada que en los siglos XVII y XVIII tuvieron en la ciudad no solo artistas locales sino también foráneos, desde el arquitecto José Granados al cantero Melchor de Aguirre, pasando por el platero Bernabé de Oviedo Pimentel, entre otros muchos, que dejaron su impronta en diferentes pinturas, esculturas y otras obras, en las que el mármol rojo de Cabra es una nota principal que se aprecia no sólo en la ciudad, sino en distintos puntos de la geografía andaluza y española.

Capilla del sagrario de la iglesia de San Mateo de Lucena.

Capilla del sagrario de la iglesia de San Mateo de Lucena. / CÓRDOBA

El Barroco es un tesoro patrimonial presente en la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción y Ángeles, la antigua iglesia conventual de Capuchinos, en el castillo de los condes de Cabra y duques de Sessa, en las iglesias de San Juan de Dios, Nuestra Señora de los Remedios, San Juan Bautista del Cerro, Santo Domingo de Guzmán y en la iglesia de Nuestra Señora de las Angustias, donde se ubica el convento de las Agustinas Recoletas, sin olvidar el altar mayor del santuario de la Virgen de la Sierra. En algunos casos, estos templos muestran su riqueza barroca tanto en su propia configuración arquitectónica, a través de sus portadas, como en algunas de las joyas pictóricas, escultóricas y decorativas de sus capillas y retablos.

Así, se pueden encontrar, entre otras muchas de esas joyas, el órgano barroco de la Asunción y Ángeles; la talla de la imagen de la Soledad de Pedro de Mena y un Ecce Homo de Torcuato Ruiz del Peral en la iglesia de Los Remedios; el conjunto escultórico de Nuestra Señora de las Angustias, en la iglesia conventual del mismo nombre y que, procedente de Granada a finales del siglo XVII, está atribuido a José de Mora; o la obra pictórica principal del retablo de la capilla de Capuchinos, la visión de San Francisco en la Porciúncula, de Juan Valdés Leal, del que en este año se ha cumplido el 350 aniversario.

Todo ello sin olvidar las fachadas de algunas casas señoriales que aún se mantienen en pie a lo largo del callejero urbano y las portadas de edificios emblemáticos, como el que fuera Colegio de la Purísima Concepción, hoy IES Aguilar y Eslava, o la casa natal de Juan Valera, que es la sede del Conservatorio Elemental de Música.

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