Las intervenciones de protección y puesta en valor del yacimiento de Torreparedones que se subvencionan con el 1,5% cultural van llegando a su fin. La actuación que se ha llevado a cabo en el castillo ha permitido continuar con la puesta en valor de este interesante asentamiento medieval.
Los objetivos principales de esta nueva fase han sido la restauración de las murallas del recinto oriental, la torre norte y el lienzo intermedio que separa los dos recintos. José Manuel Reyes, arquitecto restaurador y responsable de la intervención, explica que la primera ha consistido en la consolidación del muro original, retirando vegetación parasitaria que estaba contribuyendo a la degradación de la muralla en varios puntos. «De hecho, en uno de esos tramos nos encontrábamos ante un desplome considerable, por lo que ha sido necesario acometer un riguroso procedimiento de anastilosis, con siglado de mampuestos, ejecución de un muro de contención sobre encepado de pilotes y una reposición exacta de piezas originales». Por ello no ha podido completarse la actuación prevista para el extremo este, explica, ya que durante la excavación para acometer el refuerzo en la cimentación en este ámbito han aparecido unos restos arquitectónicos, «por lo que el refuerzo estructural exige una ampliación y un replanteamiento en la solución constructiva».
Terreno inestable
Antes de llevar a cabo estas actuaciones se acometió un estudio geotécnico que permitió conocer con detalle la mecánica del suelo, con la constatación que la zona del recinto oriental presenta unas características diferentes a las del recinto occidental (consolidado en una fase anterior, a excepción del lienzo oeste). Dicho estudio recoge literalmente que «el talud donde se localiza el muro es inestable o se encuentra en precarias condiciones de estabilidad». Reyes añade que, entre otras consideraciones, también señala que la estabilidad del muro se encuentra condicionada por el reducido empotramiento del cimiento y por su posición en coronación de un talud de rellenos. «Estas consideraciones permitieron perfilar con más precisión la actuación de refuerzo estructural contemplada en el proyecto inicial».
En cuanto a la torre norte, ha recuperado parcialmente la volumetría perdida por motivos de conservación de los restos existentes, ya que, con una «compleja ejecución de anclajes, se ha conseguido estabilizar el frente que presenta un desplome hacia el escarpe de la colina sobre la que se asienta», lo que a su vez ha permitido recuperar la imagen primigenia de este lienzo intermedio, que discurre entre el recinto oriental y el occidental, flanqueado por dos torres, la torre norte y la conocida como torre del homenaje, sobre la parte más alta del yacimiento. «La solución constructiva final ha respetado ese desplome, mostrando una diferenciación clara entre torre consolidada y nuevo volumen restituido», afirma.
También, junto a la torre restaurada, se han localizado restos arquitectónicos del lienzo murario que parece que cierra el recinto, que, según explica Reyes, deberá ser objeto de excavación para evaluar la posible necesidad de refuerzo de la cimentación, ya que se encuentra junto al escarpe de la ladera, consolidación y restauración.
Por último, se han colocado carteles explicativos del monumento y restituido el talud natural alrededor de las murallas a base de zahorra.
En el año 2015 se llevó a cabo una actuación en la torre del homenaje con el objetivo de recuperar la imagen perdida tras el derrumbe del 2009 y se dotó de un mirador en la nueva cubierta de la torre. La torre del homenaje del castillo de Torreparedones era un hito a nivel paisajístico, conocido como el castillo de Castro el Viejo.
La subvención del 1,5% cultural ha supuesto un decisivo empuje para el yacimiento. Actualmente se actúa en el foro y la curia y ya ha finalizado también la restauración de las termas y de la edícula de la concordia.
