El parque acuático Aquasierra, de Villafranca, estrenó la temporada unos días después de lo que suele hacer cada año, y lo ha hecho con fuertes medidas de seguridad para que los bañistas y lo empleados del recinto no se contagien del covid-19. La gerente, Juana María Obrero, fue desgranando ayer a este periódico, uno por uno, el sistema de seguridad impuesto para los bañistas disfruten de las atracciones con total normalidad. En la entrada del parque se han pintado unas flechas para los que han pagado la entrada previamente en la web y otra para los que pagan en taquilla directamete. En el interior, los socorristas y personal de seguridad están provistos de botes de geles hidroalcohólicos y no paran de desinfectar flotadores, escaleras y elementos que suelen tocar los bañistas.

Asimismo, tanto las piscinas como las atracciones tienen señaladas con flechas tanto los lugares de acceso como de salida a los mismos, así como la prohibición de otros espacios para evitar el contacto entre las personas que no son de la misma familia o grupo de amigos. Los espacios destinados al césped también están demarcados para que haya suficiente espacio entre los grupos de clientes. Comenta Obrero que «tenemos un aforo del 60%».

Ayer, en su segundo día de apertura durante la temporada, el ambiente estaba tranquilo al mediodía y algún que otro despistado no seguía las normas, por lo que tuvo que ser amonestado por un operario del parque para que siguiera la dirección correcta, algo que está siendo muy bien controlado para evitar un posible brote de la pandemia. Este año no ha habido novedades importantes en cuanto a tracciones. Solo se ha instalado una cabaña VIP junto al restaurante. A groso modo, el Aquasierra presenta un aspecto espectacular, con camas balinesas, tumbonas, piscinas espaciosas y nada de aglomeración, lo que posibilita que no haya agobios y los bañistas disfruten mucho más de espacios para el baño y puedan usar más veces las atracciones.