Historia

El camino romano de Los Morales: una vía desconocida de la Corduba minera

El investigador cordobés José Luis Domínguez Jiménez estudia la relevancia de esta vía de la época romana para la industria del mineral en la ciudad

Entre los vestigios se pueden observar restos de un complejo lavadero del Arroyo de San Cristóbal

Vistas de Córdoba desde el camino de los Morales, sin ningún tipo de infraestructura viaria conservada.

Vistas de Córdoba desde el camino de los Morales, sin ningún tipo de infraestructura viaria conservada. / J. L. Domínguez

María José S. Guardiola

María José S. Guardiola

Como revela el estudio realizado por el historiador cordobés José Luis Domínguez, hoy en día en la Sierra de Córdoba se pueden encontrar vestigios del camino romano de Los Morales. Se trata de una antigua vía minera que conectaba Corduba con Sierra Morena, y que, ha sido una de las que más ha pasado desapercibidas por los estudios de caminería.

Domínguez, autor del artículo El camino romano de Los Morales (Córdoba): estudio arqueológico de una vía minera, doctorando del departamento de arqueología de la UCO, REF. FPU19/01641, quien menciona la existencia de multitud de caminos en la Córdoba Romana, se centra en este estudio en el de Los Morales. Este parte desde la zona de la puerta de Osario, la que el investigador Enrique Melchor denomina Porta Pretoria y, desde ahí va hasta la Sierra cordobesa. Por el entorno de la puerta Osario salen al menos tres vías, la Vía del Pretorio o Vía Ad Montes, utilizada por una compañía minera privada que tenía derecho de paso; también la Vía Corduba-Emerita, que es la gran “autovía” que conectaba la capital provincial de la Bética (Corduba), con la capital provincial de la Lusitania (Emerita); y además, el mencionado camino de Los Morales.

Este camino tenía principalmente un uso terciario, frente a los otros dos mencionados, cumpliendo la función de sacar los minerales que se extraen de las minas de la Sierra y bajarlos hasta Córdoba. Una vez en la ciudad, los minerales ya trabajados y convertidos en lingotes eran embarcados en el río Guadalquivir para enviarlos a Hispalis, (Sevilla) desde donde partían a la capital imperial (Roma). “Aunque sea una vía pequeña, secundaria, dentro de todo el esquema de producción minera que hay en la Córdoba romana es un camino que tiene importancia como cauce de salida de los metales de su entorno serrano hasta Córdoba. Sin esta clase de caminos no podríamos comprender el ciclo completo del metal”, ha indicado Domínguez.

El recorrido de este camino minero es difícil de seguir. Partiría, como decíamos, de Osario junto con la vía Ad montes, descubierta a finales del siglo XX por el catedrático cordobés Enrique Melchor Gil, que la documentó en su obra Vías romanas de la provincia de Córdoba. Desde allí continuarían avanzando por las inmediaciones de la avenida del Brillante hasta separarse. La vía Ad montes seguiría por la Cuesta de la Traición, mientras que el camino minero se dirigiría al entorno de los Morales, por donde ascendía la Sierra. Como explica el investigador, esta vía puede tener dos derivaciones. Por un lado, podría ser que el camino de Los Morales se reúna con la vía del Pretorio, ya que ambas confluyen en el Lagar de la Cruz (piscina Assuán), “no sabemos si ahí se juntan las dos vías y el camino Morales se usa como un aliviadero, es decir un camino que utilizan porque la otra vía está sobrecargada de tráfico", o bien, la segunda opción que se baraja, por la que apuesta el investigador en su artículo, que el camino se dirija a otras minas de la zona este de la Sierra. 

Restos de la estructura

En la actualidad, lo que se puede apreciar de este camino romano es parte de su estructura, es decir, algunas de las capas que conformaban el “vientre” del camino. Como resalta el ingeniero e historiador, Isaac Moreno Gallo en algunas de sus investigaciones, existe una mayor dificultad para distinguir los trazados viarios romanos en la montaña, en zonas de la Sierra. Esto se debe fundamentalmente a factores como la propia erosión del agua, los propios senderos construidos posteriormente, las precipitaciones o la gravedad, es decir los desprendimientos de los materiales agregados que forman la vía. Por ello, lo que se puede apreciar hoy en día a simple vista son restos de la infraestructura, es decir, restos de la cimentación romana original.

Al igual que ocurre en la actualidad a la hora de construir carreteras o autovías, que se forman mediante capas de agregado, en época romana ocurría lo mismo. Como explica Domínguez, se debe recordar que las vías romanas, una vez se alejan de las ciudades, no están enlosadas. En un camino de estas características, primero hay un statumen de piedra, luego un rudus (piedras más pequeñas) y posteriormente una capa de rodadura que es una grava apisonada. “Todo ello está bien compactado y hace un firme que aguanta hasta 2.000 años. Hay muchas vías que hoy todavía están en su sitio y que esperamos presentar como fruto de nuestros estudios. El problema aparece cuando la vía cruza la Sierra, tanto los arroyos como las precipitaciones de agua o la gravedad, terminan socavando el camino", ha declarado Domínguez. Del camino de Los Morales, lo que se puede apreciar a simple vista son restos del rudus romano. En otras vías, como el camino del Pretorio, sí se conservan en la actualidad niveles del statumen, rudus e incluso la capa de rodadura y pavimentos. 

Restos del 'rudus' que han quedado sobre el nivel del camino actual, del que se ha perdido casi toda la infraestructura.

Restos del 'rudus' que han quedado sobre el nivel del camino actual, del que se ha perdido casi toda la infraestructura. / J. L. Domínguez

La estructura del camino se hace en época romana, se desconoce si en época visigoda sigue estando en uso, aunque se cree que sí, al igual que en época Andalusí. Posteriormente, se han encontrado cerámicas del siglo XV, por lo que se cree que el camino debió existir al menos desde épocas romanas hasta dicho siglo. El uso posterior que recibe el camino de Los Morales es desconocido, aunque como explica Domínguez "hasta hace pocos años en los planos seguía apareciendo como Camino o Vereda de Los Morales, por lo que se seguiría usando como una vereda, es decir, desaparece la estructura romana, pero sigue el camino para el uso diario de los cordobeses".

Arroyo de San Cristóbal

A lo largo de esta vía destaca un yacimiento fundamental para comprender el uso de la misma, el complejo lavadero del Arroyo de San Cristóbal–Los Morales, donde se realizaban labores de decantación de los minerales que los romanos sacaban de la sierra. Como cuenta J.L. Domínguez, los minerales extraídos se machacaban a pie de las minas, se guardaban en sacas y se sellaban con el nombre de las empresas mineras. Tras este primer paso se montaban en un carro o a lomos de mulas dirección Corduba, aunque con una parada previa en el Arroyo de San Cristóbal. Una vez aquí, en las piletas se lavaban los minerales y se decantan para obtener el mineral puro. Después de esto se trasladan a la zona fabril de Córdoba donde los minerales se funden y se convierten en lingotes, para finalmente llevarlos por una vía secundaria que rodeaba a la muralla de la ciudad hasta el puerto de Corduba (frente al actual Alcázar de los Reyes Cristianos) donde se embarcaban para ir a Híspalis y enviarlos a Roma.

Restos de Opus Caementicium (cemento romano) de una de las piletas de decantación, donde se sumergia el mineral machacado.

Restos de 'Opus Caementicium' (cemento romano) de una de las piletas de decantación, donde se sumergia el mineral machacado. / J. L. Domínguez

Como apunta Domínguez, la industria minera en Córdoba en época romana “era una de las más potentes del imperio”, tanto es así que Plinio, uno de los grandes autores de la antigüedad afirmó que el cobre cordobés era uno de los más importantes que existían.

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