MESA DE REDACCIÓN DE DIARIO CÓRDOBA

Investigadores instan a hacer rentable la sostenibilidad en el cultivo del olivar

El COI, la Universidad y AEMO defienden impulsar un cultivo que ayude a proteger el medio ambiente

Retos de la sostenibilidad: El futuro del aceite de oliva en Córdoba

A. J. González

Francisco Expósito

Francisco Expósito

El futuro del cultivo del olivar no se comprenderá a medio plazo sin la incorporación de la innovación al sector, pero también sin la búsqueda de una sostenibilidad ambiental que aproveche el potencial del mayor bosque humanizado del mundo. Expertos convocados ayer por Diario CÓRDOBA para analizar la situación actual y el futuro del olivar incidieron en la importancia de reivindicar los valores de un cultivo que se sustentará en su desarrollo en la investigación y en la sostenibilidad que proteja el medio ambiente, pero que también que sea rentable para el agricultor.

«Hay que garantizar la dimensión económica de la sostenibilidad del olivar, porque los olivareros necesitan rentabilidad, y para eso es muy importante el agua, la economía circular y una apuesta importante por la innovación y la digitalización para ahorrar costes y posicionarse mejor en los mercados», afirmó la directora de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y de Montes (Etsiam), Rosa Gallardo. «Las distintas tipologías del olivar deben convivir potenciando sus valores. El olivar de montaña debe implementar elementos para su sostenibilidad y para ello ha de tener ayudas diferenciadas», explicó José María Penco, director de la Asociación Española de Municipios del Olivo (AEMO).

Y ahí, como afirmó Juan Antonio Polo, jefe del departamento de Elaiotecnia y Medio Ambiente del Consejo Oleícola Internacional (COI), el principal reto del sector es hacer frente al desafío del cambio climático. «Hay que adaptarse a la nueva realidad, a la brusquedad de los fenómenos climáticos que afectan al desarrollo de la planta e impulsar estrategias que ayuden a reaccionar ante esta realidad, con nuevas variedades adaptadas a la sequía, a temperaturas que son más altas en la floración y un mayor déficit hídrico, apoyando para ello el riego deficitario localizado», señaló Polo, que destacó la importancia de avanzar en la descarbonización de las operaciones agrícolas, la reducción del laboreo, la disminución de los combustibles fósiles y el fomento de la economía circular en el sector.

De otra manera no se entiende el futuro del olivar en municipios en los que la orografía tiene una especial incidencia, como sucede con Montoro, término incluido en la denominación de origen Montoro-Adamuz. La alcaldesa de esta localidad y presidenta de AEMO, Lola Amo, remarcó la importancia de que la sociedad sea consciente de la labor que realizan los olivareros de montaña, pero también el papel que ha tenido para el sostenimiento de la población en el medio rural. «Tenemos que saber transmitir el valor que tiene para el mantenimiento de las familias en las zonas rurales. Ése es uno de los retos a los que nos enfrentamos, junto con la adaptación a la nueva agricultura y dar respuesta a la calidad», indicó Amo. 

Durante la mesa de redacción organizada por Diario CÓRDOBA se advirtió de la incidencia del cambio climático en el cultivo del olivar, considerándose desde el COI como el principal «desafío» que tiene el olivar. Así lo destacó Juan Antonio Polo, que señaló que desde el organismo internacional de promoción del aceite de oliva existen dos estrategias fundamentales para afrontar la subida de las temperaturas y la reducción de las precipitaciones. Por un lado, matizó Polo, se trabaja en medidas que permitan la adaptación y convivencia con el cambio climático, a través de la mejora de variedades del olivo y extendiendo aquellas que se adapten mejor a las nuevas circunstancias ambientales y que requieran menos agua. «Hay que manejar el cultivo con un déficit hídrico controlado», añadió. Polo afirmó que para paliar la incidencia hay que seguir reduciendo las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera y para eso consideró que el olivar es una solución para atenuar los efectos del cambio climático. 

José M. Penco, Rosa Gallardo, Francisco Expósito, Lola Amo y Juan A. Polo, en la mesa celebrada en el Eurostars Palace.

José M. Penco, Rosa Gallardo, Francisco Expósito, Lola Amo y Juan A. Polo, en la mesa celebrada en el Eurostars Palace. / A.J. GONZÁLEZ

Foco mundial de investigación

En este sentido, José María Penco también incidió en la necesidad de adoptar variedades adaptadas a los modificaciones del clima que ya se están produciendo. «Si alguien va a tener conocimiento de las medidas adaptadas al cambio climático, en Córdoba está la academia y se está simulando el cambio climático, con el CSIC, el Ifapa y la Universidad, pues tenemos el mayor conocimiento que hay en el mundo sobre el olivo y la adaptación al cambio climático», puntualizó Penco. «El valle del Guadalquivir, con Jaén, Córdoba y Sevilla, reúne el principal polo de investigación a nivel mundial sobre el olivar, seríamos el Guadalquivir Valley», dijo Polo. Por eso, Rosa Gallardo estimó que hay que aprovechar ese esfuerzo en investigación que se viene haciendo desde hace tiempo en el olivar. «Tenemos ese diferencial con la Etsiam, el CSIC y el Ifapa, una trayectoria de trabajo en común en la que el olivar ha sido siempre el cultivo protagonista. Estamos aportando soluciones con mejora genética en colaboración de empresas, en gestión eficiente del agua, en cómo luchar contra la erosión, y el sector ha sido muy receptivo», aseguró. 

Del mismo modo, se destacó la importancia de unir los valores saludables del aceite de oliva para impulsar el consumo, como está sucediendo con el incremento de exportaciones a Estados Unidos. Precisamente, Penco destacó el trabajo que viene haciendo el Imibic con el estudio Cordioprev, que ha demostrado que el consumo de aceite de oliva reduce un 30% la repetición de episodios cardiovasculares agudos. 

La "brusca" caída del precio del aceite de oliva

El director de AEMO, José María Penco, advirtió de la «brusca» caída del precio del aceite de oliva tras la «húmeda primavera». «El agua era necesaria para que el olivo se fortaleciera ante la floración, que se adelantará al mes de abril», dijo. Sin embargo, no prevé que se registre una cosecha «histórica» y estima que la próxima campaña será «media». Precisamente, el mercado del aceite ya ha reaccionado a las lluvias caídas con una reducción de los precios. «Las cotizaciones están bajando, llegaron a 9 euros en enero y ahora están en 7,5 euros por kilo». Además, consideró que «lo normal» es que vaya reduciéndose el precio, «aunque esperamos que sea rentable para todos los sistemas de cultivo». Sobre todo, después de que el consumidor haya demostrado «su fidelidad» al aceite de oliva pese a los precios récord registrados durante la actual campaña. «Espero que el sector no se haga un harakiri colectivo y lancemos el precio al infierno», puntualizó. Por eso propugnó que las cotizaciones se mantengan en niveles que puede asumir el consumidor y que sean rentables para los que acumulan mayores costes, como son los olivares de alta pendiente: «No es bueno que el aceite baje a 3 euros, sino que tiene que fluctuar en una horquilla en la que esté cómodo todo el mundo». En la misma línea se posicionó Juan Antonio Polo, que demandó la búsqueda de la estabilidad frente a la volatilidad.