Fuerzas y cuerpos de seguridad

Tras los protectores del patrimonio natural de Córdoba

El Seprona cierra 2023 con 3.500 actuaciones en defensa de la naturaleza y los yacimientos históricos en la provincia de Córdoba

Patrullando la naturaleza: la labor del Seprona en Córdoba

Manuel Murillo

Manuel Á. Larrea

Manuel Á. Larrea

Desde la zona más alta de la antigua ciudad romana, divisa, con la ayuda de unos prismáticos, las 205 hectáreas de superficie protegida. En la panorámica, huertas y vegas. A la vista, todo parece en orden. El agente, junto a su compañero, vuelve al todoterreno y juntos descienden el serpenteado y tortuoso camino que sale del yacimiento arqueológico de Ategua. En un lateral del vehículo, bajo las fasces y la espada, sobre un fondo verde, puede leerse con claridad: Seprona.

El día se presta a la ágil lectura y a la eficaz -no por ello menos laboriosa- detección. Un extraño merodeando, una valla cortada o la huella de una pequeña excavación sobre la tierra hubieran bastado para hacer saltar las alarmas en la patrulla. No resultan frecuentes -si se atiende a las cifras de actuaciones del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil- y, de hecho, solo suponen un 1% de las denuncias, pero los delitos contra el patrimonio histórico preocupan en gran medida. El expolio atenta contra esa riqueza, de incalculable valor, y la Benemérita trata de evitarlo vigilando los yacimientos de la provincia. 

"Hay yacimientos que están catalogados, que están cercados y son fáciles de localizar. Los complicados son los que no están catalogados o cercados, porque cualquier persona pueda acceder libremente a esos sitios", explican Diego Luis Rodríguez, teniente jefe de la Unidad de Protección de la Naturaleza (Uprona) en la Comandancia de Córdoba, y el brigada Marco Antonio González, jefe de la oficina técnica. Los dos máximos responsables del Seprona en Córdoba lo dejan claro: "Si vemos a una persona buscando, procedemos a identificarlo y ver si posee algún tipo de objeto arqueológico".

Es uno de los tantos cometidos de la sección, que, cada año, hace frente a alguna incautación de restos arqueológicos en la provincia. Sin ir más lejos, en octubre de este año la Guardia Civil informó de la localización de una pieza funeraria de época romana en una finca de Lucena. Tras estos hallazgos puede haber simple desconocimiento o una intención de lucrarse. En el mercado negro son grandes las sumas que mueven las piezas históricas. Desde una simple moneda, los mandos del Seprona en Córdoba recuerdan que hay que declarar cualquier descubrimiento.

Máxima prevención

Los descuidos o las negligencias protagonizan buena parte de los problemas a los que hace frente la sección especializada en medio ambiente de la Guardia Civil. Por eso, dedica un gran esfuerzo a la prevención. En 2023, el Seprona ha llevado a cabo más de 1.500 inspecciones administrativas en la provincia y más de 400 verificaciones de actividades íntimamente relacionadas con la naturaleza, como la caza, la pesca o la gestión de residuos.

Sin embargo, no reinan la colaboración ni las buenas intenciones y, en muchas ocasiones, los agentes tienen que perseguir a infractores o, directamente, delincuentes que emplean artes penadas para obtener algún beneficio, ya sea cazando o deshaciéndose de residuos que contaminan el entorno natural. 

El Seprona, protector del entorno natural de Córdoba

El teniente jefe del Uprona en Córdoba, Diego Luis Rodríguez, y el brigada Marco Antonio González, jefe de la oficina técnica. / Manuel Murillo

El Seprona cierra el año con 3.500 actuaciones en defensa de la naturaleza, la ordenación del territorio y el patrimonio histórico. Un 40% ha correspondido a la instrucción de expedientes por infracciones administrativas. Cifras cercanas a la actividad de inspección (42%). Por otro lado, la investigación de delitos ha acabado con 55 personas detenidas.

Los alimentos, bajo lupa

Con diciembre diciendo adiós y en plena campaña de recogida de la aceituna, el teniente Rodríguez destaca el apoyo de sus hombres en el operativo contra los robos en el campo, que se ha intensificado este año por el desorbitado precio del aceite de oliva. Tras productos de tanto valor -más en estos momentos- hay una serie de artimañas que van más allá del robo del producto. 

En julio de este mismo año, tras varios meses de investigación, el Seprona dio con las dos personas encargadas de comercializar aceite de orujo de oliva haciéndolo pasar por aceite de oliva y virgen extra. Obtuvieron unos 40.000 euros de beneficio vendiendo el producto con un etiquetado falso. El aceite no se correspondía con dicha denominación, como confirmó un posterior análisis del laboratorio agroalimentario de Córdoba.

En esa ocasión, la investigación comenzó con una denuncia. Pero no son pocas las veces que las inspecciones de la Guardia Civil revelan alguna infracción o ilegalidad. De hecho, a lo largo del año, el Seprona ha decomisado en Córdoba 2,2 toneladas de pescado que incumplía con parámetros como la talla mínima, la caducidad o el correcto etiquetado. Buena parte de ese pescado se encontraba en Mercacórdoba, donde se incautaron 834,4 kilogramos recientemente. En este caso, las inspecciones se han realizado en carretera y en lonjas, en el marco del Plan Anual de Control Integral de Actividades Pesqueras (Paciap) de la Junta de Andalucía.

El Seprona, protector del entorno natural de Córdoba

Dos agentes del Seprona patrullan en moto. / Manuel Murillo

Esas labores de revisión se combinan con el patrullaje que hacen los agentes desde los siete puestos con los que cuenta la provincia (Córdoba, Hornachuelos, Peñarroya-Pueblonuevo, Villanueva de Córdoba, Montoro, Rute y Baena). Ese trabajo varía en función de diferentes factores, como la época del año. Mientras el teniente jefe de la Uprona habla, recuerda que, hace poco, pasó la temporada de berrea del ciervo, una época en la que "el furtivismo crece cuantiosamente".

Furtivismo y maltrato animal

La caza furtiva es una de las actividades de ámbito penal a la que más se enfrentan en el Seprona. El puesto de Montoro informó en noviembre de la investigación de dos vecinos, de Bujalance y Adamuz, por cazar aves con el método del chifle (instalación de redes en zona de paso). Estas actuaciones conllevan la incautación de trampas, costillas, cepos y lazos, redes abatibles o armas de fuego, como rifles, escopetas o carabinas.

Las principales especies intervenidas por la vulneración normativa son zorzales, palomas, jabalíes, ciervos y aves fringílidas. Asimismo, las unidades han logrado recuperar especímenes amenazados, fundamentalmente rapaces (búhos, milanos, buitres, cernícalos o águilas), que fueron entregadas al Centro de Recuperación de Especies Amenazadas para su reintroducción al medio.

El Seprona, protector del entorno natural de Córdoba

Tras realizar un análisis de agua, agentes del Seprona se dirigen a un todoterreno. / Manuel Murillo

El maltrato animal es otra de las principales lacras contra las que luchan desde el Servicio de Protección de la Naturaleza. Tanto es así que supone un 27% de los expedientes abiertos este año. "Cuando recibimos una comunicación de algún animal que se encuentra en malas condiciones, lo primero que hacemos es avisar a las patrullas para que se acerquen al lugar y comprobar el estado de dicho animal", explica el jefe de la Uprona en Córdoba. Llegado el caso, se procede a realizar una "denuncia administrativa o, incluso, a abrir diligencias penales". Los animales se incautan y pasan al cuidado de una protectora.

En estos y otros muchos casos, la colaboración ciudadana resulta vital. «Gran parte de nuestras actuaciones vienen por comunicaciones o denuncias de ciudadanos. Recibimos muchísimas llamadas diarias de ciudadanos», reconocen desde el Seprona.

Incendios y vertidos ilegales

Algunos de esos avisos pueden tener como motivo informar sobre un vertido de aguas residuales. Es una mañana fría, apenas dos o tres personas pescan a esa hora en el embalse de San Rafael de Navallana cuando, bajo el puente, aparecen dos motos verdes. Dos agentes recorren, con asiduidad, cualquier entorno natural de la provincia en busca de algo fuera de lo normal. Parte de su trabajo consiste en mirar más allá de lo visible a simple vista.

De uno de los todoterrenos, sacan varias herramientas: un recolector, un bote, unos guantes y un multiparamétrico. Cuando realizan pruebas al agua, ese último aparato mide parámetros como el oxígeno, la conductividad, el pH o la temperatura. Su interpretación arroja pistas sobre una contaminación que debe confirmarse en laboratorio. El Seprona actúa con eficacia y celeridad. Asuntos como ese o un incendio forestal -tras el furtivismo y el maltrato, la actividad delictiva más frecuente, según los máximos responsables en la provincia- lo requieren.

Además, hay un componente vocacional importante. "Una especialidad como el Seprona tiene que ser que te guste. Es muy agradecido, es una especialidad que te engancha, cosas muy bonitas, notas el agradecimiento que tiene la ciudadanía con nuestra labor", asegura el teniente jefe.

Suscríbete para seguir leyendo