Sociedad

Un estudio alerta de la mayor brecha digital en los barrios desfavorecidos de Córdoba

CIC-Batá propone cursos de formación más cortos, prácticos y flexibles en zonas como Moreras

Rafael Verdú

Rafael Verdú

Hay un proverbio chino, adaptado a la sabiduría popular española, que reza lo siguiente: "Dame un pez y cenaré esta noche; enséñame a pescar y comeré toda mi vida". Bien puede aplicarse a la realidad social de los barrios más desfavorecidos, donde las administraciones aportan peces en abundancia, pero la formación y educación, herramientas esenciales para afrontar los retos de la vida cotidiana en el siglo XXI, no ha dado siempre los resultados esperados. Quizás no se estaba enfocando bien. 

Eso, con otras palabras, es lo que refleja un estudio de la ONG CIC-Batá realizado en las Moreras y en otros tres barrios empobrecidos de Andalucía, presentado este lunes por sus autores. En lugar de un sesudo informe cargado de datos y números (cuantitativo), los investigadores de la Universidad de Córdoba han preferido centrarse en los aspectos cualitativos. Más humanos, si se prefiere. Para ello han realizado entrevistas personales en profundidad a habitantes de los barrios con situaciones personales complejas, como ancianos, migrantes o parados. 

La brecha digital

Entre las conclusiones está una que parece obvia, pero que nunca está de más constatar: en los barrios desfavorecidos la brecha digital es mayor. Sus residentes carecen de las herramientas intelectuales para usar las nuevas tecnologías, lo que a su vez repercuta en la dificultad para asumir los beneficios de los cursos de formación. No saben pescar, y nadie les enseña. 

El presidente de CIC-Batá, Rafael Cantero, ha destacado que el estudio pone de manifiesto "la necesidad de un enfoque integral para la lucha contra la brecha digital en las zonas desfavorecidas de Andalucía". Un enfoque que debe tener en cuenta las necesidades específicas de los diferentes colectivos afectados, que vaya más allá de la formación y que se centre en el aprovechamiento de las TIC para mejorar la vida cotidiana de las personas". 

Para José Antonio Cerrillo, profesor de la Universidad Loyola, "la brecha de acceso es la más fácil de solucionar, al final es poner dinero e invertir". Se refiere a la posibilidad de disponer de un sistema de acceso (puede ser un móvil) y una conexión a Internet (que puede obtenerse gratuitamente en puntos Guadalinfo). El problema radica en "las otras brechas digitales que tienen que ver con las habilidades de la gente, con el manejo de la tecnología, si la usan de una forma productiva o solamente para consumir contenido o para relaciones sociales. Eso requiere más paciencia y creatividad". En el estudio también ha participado Giuseppe Beluschi, de la Universidad de Córdoba.

Cursos adaptados

Según Cerrillo, "pensamos que con cursos todo se arregla, y no es así. No es tan sencillo, el aprendizaje es una cosa más compleja, de modo que los cursos no tienen siempre el impacto que buscamos. Hemos visto que se gasta mucho dinero en cursos y no siempre tiene el impacto apetecible". Lo que propone el estudio es adaptar la formación, de forma que los cursos sean más cortos y muy prácticos, que se adapten a las necesidades reales de cada persona. "Si queremos dar cursos de formación tienen que ser así, adaptados a los horarios y posibilidades de cada persona", en palabras del profesor universitario.

En la presentación del estudio ha estado presente la delegada de Inclusión Social de la Junta de Andalucía, Dolores Sánchez, quien ha apuntado que ahora las administraciones públicas tendrán que analizar las conclusiones del informe para ver de qué manera pueden aplicarse a las políticas inclusivas.