MUDANZA

La Biblioteca Pública del Estado en Amador de los Ríos cierra el día 22 tras 40 años

El centro traslada 30.000 libros por semana hasta el nuevo espacio en Agricultura

Entrada a la Biblioteca Provincial de Córdoba en la calle Amador de los Ríos.

Entrada a la Biblioteca Provincial de Córdoba en la calle Amador de los Ríos. / CÓRDOBA

Rafael Verdú

Rafael Verdú

El cierre de una biblioteca nunca debería ser una buena noticia, pero ésta sí lo es: la Biblioteca del Estado que ahora mismo se ubica en la calle Amador de los Ríos cerrará sus puertas para siempre el próximo viernes 22 de diciembre. Se pone punto y final así a casi cuatro décadas de servicio a la ciudad y a la cultura, desde que los fondos bibliográficos se movieron allí en 1984, a la luz del traspaso de competencias desde el Estado a las comunidades autónomas. Por eso, aunque técnicamente se llame «Biblioteca del Estado», la gestiona la Junta de Andalucía como biblioteca provincial. 

En realidad, es más bien un punto y seguido. El edificio actual en pleno centro histórico de la ciudad se quedará vacío en pocos días, pero eso se debe a su traslado a un sitio más moderno, amplio y equipado, como debe ser una biblioteca del siglo XXI. Es el nuevo centro ubicado en los Jardines de Agricultura, que tras varios lustros de trabajos y polémicas por fin está ya plenamente operativo (aunque aún no en servicio para el público) bajo el nombre de Cántico, un homenaje al grupo de poetas y artistas cordobeses de los años 50 del pasado siglo. Aún no hay fecha para su apertura oficial, pero es cuestión de semanas. 

Mientras tanto, los operarios se afanan en el movimiento de los cientos de miles de libros y ejemplares impresos de todo tipo que almacena la biblioteca más grande de la ciudad. Según Carlos Jaén, arquitecto técnico responsable de la operación logística, cada semana se están moviendo en torno a 30.000 libros, a un ritmo de unas 600 cajas diarias. 

Francisco del Río y Carlos Jaén conversan en la sala infantil.

Francisco del Río y Carlos Jaén conversan en la sala infantil. / MANUEL MURILLO

Ahora mismo, la Biblioteca de Amador de los Ríos parece un almacén de Amazon. Con una diferencia importante: hay libros que no se pueden estropear ni manipular como si fueran una cafetera o unos vaqueros. Son los que pertenecen al fondo histórico, ejemplares muy valiosos y, en algunos casos, raros y únicos. Si los libros del fondo de libre acceso pueden trasladarse en tandas de 50 o 60 por caja, algunos de los tomos históricos necesitan un paquete para cada uno, lo que complica la logística. 

Más aún porque, como explica el director de la Biblioteca, Francisco del Río, el centro cuenta en su base de datos con 240.000 referencias, pero el número de ejemplares es mucho mayor, de hasta 350.000 documentos. 

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