El primer Congreso de Infancia, Adolescencia, Juventud y Familias de Andalucía tenía como título Valores para el futuro y por eso dio especial importancia a la participación de los niños, que serán los que piloten la sociedad el día de mañana. Junto a ellos, participaron una serie de expertos en distintas materias que intentaron aportar el mayor número de claves sobre cómo ofrecer una educación cargada de valores positivos. Mar Romera, licenciada en pedagogía y psicopedagogía, especialista en inteligencia emocional y autora de diversos de libros dedicados a la escuela, la infancia y la didáctica explicó que a menudo las familias «confunden el concepto felicidad con el de placer al criar a sus hijos» y por eso cuando intentan hacerles felices los llevan a Disney, un estímulo que «les aporta placer rápido, pero no felicidad». Según la experta, «la felicidad se desarrolla en el cerebro desde dentro afuera y el placer, muy vinculado al consumo, de fuera hacia adentro».
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Así, «la publicidad, el consumo rápido, el juego online, la pornografía... son fuentes de dopamina y exigen recibir más dopamina para evitar la depresión». Por el contrario, criar a un niño feliz pasa por «entrenarlo a ser crítico, creativo, encajar la frustración y no temer al fracaso porque cada equivocación es una oportunidad de aprender». Animó a las familias a permitir que los menores se aburran y a fomentar en ellos la empatía haciéndoles partícipes de las pérdidas para que puedan sentir tristeza en lugar de intentar protegerlos de cualquier emoción negativa, «porque esas emociones son tan importantes y nos enseñan tanto como las positivas».
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Por su parte, José Alberto García Perea, padre de cinco menores, participó en el congreso como director de una Escuela de Familias donde él y su mujer enseñan a otros padres vía online a superar las dificultades en la educación de sus hijos. Entre sus principales consejos a las familias, señala «la importancia de cuidar el lenguaje y tratar a los niños con respeto, con el que se gana más que con gritos, enfados y partícipes, así como involucrarlos en la vida de la familia y asignarles responsabilidades desde que son pequeños».