PUENTE DEL PILAR EN CÓRDOBA

Los turistas se pierden en la visita al Alcázar: "La salida, por favor"

El monumento, que estrenó hace dos semanas el nuevo acceso por la Ribera, muestra un nuevo perfil que aún "necesita mejorar"

Araceli R. Arjona

Araceli R. Arjona

El Alcázar de los Reyes Cristianos de Córdoba vive estos días una prueba de fuego, el primer puente festivo desde que se puso en marcha el nuevo acceso por la Ribera, con gran presencia de turistas, un tiempo veraniego y temperaturas que superan los 30 grados en el inicio del otoño. Este jueves 12 de octubre, fiesta nacional, el horario de visita era más reducido, algo que pilló por sorpresa a muchos visitantes. Las taquillas se abrieron a las 8.15 horas y se han cerrado a las 14.45 y no a las 19.45 horas como sería un día laborable. 

A primera hora de la mañana, con temperaturas aún frescas, el flujo de entrada era fluido y ágil, pero la cosa se ha ido complicando a medida que avanzaba el reloj, multiplicándose las visitas desde las 12 del mediodía, coincidiendo con el retroceso de las escasas sombras en la zona de entrada. "Vine hace un par de años, pero entré por el otro lado y no pasamos tanta calor", explica Belén, una joven cordobesa que acudía hoy con amigos a visitar el monumento aprovechando el puente. Los que tienen que hacerse con el ticket (se puede adquirir por internet), hacen cola, pero pocos se detienen a leer los carteles. Solo se puede pagar con tarjeta y la entrada a las torres se cierra una hora antes que el monumento. 

Despistados, los turistas se adentran en el Alcázar y el primer impacto al cruzar la Puerta Barroca son los restos arqueológicos visibles desde El Patio de Mujeres, que salen al paso del visitante llamando su atención. Los que entran con guía turístico se enteran de lo que observan a su alrededor. El resto echa en falta algún tipo de explicación. "Hay códigos QR, pero te llevan a una web general, estaría bien que hubiera una audioguía en cada parada", comenta una pareja de Jaén que ha venido a pasar dos días a Córdoba. Lo mismo ocurre ante el retrato de Alfonso XII que se encuentra al subir la escalinata y en las estancias interiores como el salón de los mosaicos. En este punto, empieza la confusión. 

Taquillas del Alcázar, donde solo es posible pagar con tarjeta.

Taquillas del Alcázar, donde solo es posible pagar con tarjeta. / Óscar Barrionuevo

Muchos salen desde ahí directamente a los jardines y pasan por alto la subida a las torres, a las que vuelven después, cuando se dan cuenta de que les falta algo. "No está bien señalizado, llevo un rato dando vueltas y no sé por dónde ir", explica Mauro, un turista argentino. Los que bajan de las torres aseguran que las vistas son magníficas, pero los escalones dan "un poco de miedo" porque son muy irregulares y dan lugar a traspiés. Si vas con bebés, la recomendación es no intentarlo. Cuando el paso se cierra a las torres, la cosa se complica aún más. "¿No se puede subir ya?", "la salida, por favor", "¿dónde están los servicios?". El personal que controla ese acceso oye estas frases repetidas una y otra vez. 

Algo parecido ocurre al salir a los jardines, donde la falta de señalización deja el patio mudéjar olvidado, sin apenas visitas y concentra el público en la zona central ajardinada, al final de la cual muchos esperan encontrar una puerta por la que salir en lugar de un muro. Los que andan buscando los servicios son los que más rápido hallan la salida, situada justo al lado. El resto deambula arriba y abajo hasta que ve de lejos la puerta que les devuelve a la Ribera. "El lugar es maravilloso, precioso, pero deberían mejorar las indicaciones", comenta un matrimonio mayor. De vuelta a la calle, un sol generoso abraza a los visitantes. Ya mismo llueve.  

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