Regreso al Camino Mozárabe (3)

«Digan al Apóstol que llueva»

Corta etapa pero repleta de sorpresas, con un ‘divino’ encargo y muchos amigos a recordar 

Un peregrino cordobés, entre Lalín y Silleda, en un campo incendiado (2011).

Un peregrino cordobés, entre Lalín y Silleda, en un campo incendiado (2011). / J.M. NIZA

Juan M. Niza

Juan M. Niza

Diario CÓRDOBA rememora en cinco entregas aquella serie de reportajes publicados en agosto de 1993 con la que el periódico redescubría un hito de la historia de la ciudad: el primer gran itinerario jacobeo en el tiempo, según expertos . En pleno auge del fenómeno de la peregrinación, CÓRDOBA vuelve a utilizar el olvidado género periodístico de la crónica de viaje para revisar las transformaciones de todo tipo que ha vivido la sociedad y, con ella, el propio Camino Mozárabe. En esta entrega, el peregrino tiene tiempo para pensar mientras camina, entre otros asuntos, en cómo la crisis sociosanitaria marcó a la infraestructura de servicios hosteleros.

Etapa providencialmente corta para las mermadísimas condiciones del obeso peregrino, que planificó el viaje muy condicionado por la necesidad de reservar antes los alojamientos, muchos de ellos aún cerrados en agosto de 2022 tras la pandemia. De ahí la descompensación entre etapas. Apenas 16 kilómetros de itinerario hasta Silleda que, sin embargo, se hicieron intensos en esfuerzo y vivencias. Como en la primera parada para desayunar en el restaurante María José-Vía de la Plata, en la calle Bendoiro (Laxe). La madre de la propietaria, una señora muy amable, le regaló un par de piezas de fruta a los peregrinos y les sorprendió con un ruego: «Digan al Apóstol que llueva. ¡Que llueva!». El peregrino, junto a su compañero del Camino, Paco, no se imaginaban poder recibir un encargo semejante, una auténtica misión divina. Y es que el peregrino puede ser creyente... O no. Eso es algo entre Dios y él, y en cuestión de fe nadie más tiene derecho a meterse. Pero lo que no había duda es que aquella señora sí creía. Confiaba ciegamente en la intercesión de los caminantes y en Santiago. Se emocionó al hacer la petición y más conmovidos aún se marcharon los peregrinos. Solo por cumplir el voto había que llegar a Santiago.

Además, no le faltaba razón a la buena mujer. El nuevo trazado del Camino Mozárabe desvía al peregrino por bosques que, con el inusitado calor que se vivía el pasado verano en Galicia, emanaban todos los olores del mundo de plantas aromáticas y balsámicas a medio secarse. El peregrino recordó cómo dos días antes un periódico de Orense abría la portada con una foto de aparatosas llamaradas al borde de una carretera junto al titular «nueva ola de incendios en Orense». Y es que aquello era un polvorín. Bastaba respirar profundamente para darse cuenta de que, tras esa fuerte concentración de aromas de plantas castigadas por la falta de agua, había un riesgo evidente y hasta el aire parecía inflamable. O esos otros tramos en donde la falta de agua había disparado el olor de los colectores, fosas sépticas y depuradoras de esa intrincada trama entre rural y urbana que es media Galicia. Que el sol, como con las personas, también trata por igual las fragancias y los hedores.

Córdoba aún faltaba en 1993 en el mapa de las asociaciones jacobeas. En 2023, su peso es más que evidente en Andalucía y en la Federación Española

¿Hay alguna duda de que se debe reflexionar sobre las consecuencias del cambio climático? Ya en 2011, el peregrino fue sorprendido junto a tres compañeros en esta zona de Galicia por un incendio que afortunadamente no les llegó a cortar el paso, gracias a que el sendero discurría por una amplia pradera de pastos y arbustos. Eso no le quitó la congoja de ver arder el campo. Un recuerdo que, por otra parte, y mientras quedaba a solas con el sonido de sus pasos, le daba pie para evocar también tantas otras vivencias compartidas con compañeros de camino y del Camino. Comenzando en marzo de 1993, cuando fue invitado a participar en la asamblea de la Federación de Asociaciones del Camino de Santiago-Vía de la Plata y mientras recogía información para reivindicar el Camino Mozárabe desde Córdoba. Por entonces, Alfonso Ramos de Castro, una fuerza incontenible de la naturaleza (y quien lo conociera sabe que no es una exageración), impulsaba desde Zamora este Camino del Sur, y en el congreso los representantes de las asociaciones, desde Cádiz hasta Orense, posaron con brochas y latas de pintura amarilla con las que ya señalizaban el itinerario. Córdoba aún no tenía asociación del Camino.

Hermanos del Camino

Mucho ha llovido desde entonces y en estos recuerdos hay que incluir a Vicente Mora como primer presidente de la Asociación del Camino de Santiago de Córdoba-Camino Mozárabe de la Casa de Galicia. Qué héroe. Sin olvidar a Fernando Navarro y, después, a Isidro Rodíguez, del que Vicente estaría profundamente orgulloso y admirado por su trabajo y logros, tanto en la brega diaria como en su papel dentro de la Federación Andaluza de Asociaciones del Camino o como vocal de la Zona Sur y en el área de Cultura de la Federación Española de Asociaciones del Camino de Santiago.

Plasencia. Asamblea de la naciente Federación de Asociaciones del Camino de la Vía de la Plata (1993). A la derecha, almuerzo en Córdoba de la directiva de la Federación de Asociaciones del Camino de Andalucía (2023).

Plasencia. Asamblea de la naciente Federación de Asociaciones del Camino de la Vía de la Plata (1993). A la derecha, almuerzo en Córdoba de la directiva de la Federación de Asociaciones del Camino de Andalucía (2023). / CÓRDOBA

Y, por supuesto, no puede olvidarse a los miles de cordobeses que han vivido en estos treinta años la experiencia (la mayoría de ellos tomando el Camino Francés), a aquellos primeros cuatro peregrinos que en 1995 hicieron por primera vez el Camino Mozárabe desde Córdoba a Santiago del tirón (ya son algunas decenas los que les han seguido), las miles de horas de trabajo voluntario en decenas de programas de la asociación jacobea cordobesa y, sobre todo, los compañeros que ya nos esperan junto al Apóstol: Marisa, Vicente, Rodolfo...

Desde la Mezquita-Catedral

Y todo eso sin contar con administraciones e instituciones no gubernamentales. Permitan que cite aquí al propio Cabildo Catedral, con su apoyo decidido y con proyectos como el del Camino del Mestizaje, dentro del programa Alianza de Catedrales, para impulsar el fenómeno jacobeo en España, EEUU, Colombia, Perú, Ecuador, Argentina, Chile... 

Arco de la perdida y entonces olvidada ciudad romana de Cáparra. La Vía de la Plata pasa por debajo (1993). A la derecha, el arco de Cáparra desde el lateral. Al fondo, un graderío  desmontable. El entorno es subsede del Festival de Teatro de Mérida (2022).

Arco de la perdida y entonces olvidada ciudad romana de Cáparra. La Vía de la Plata pasa por debajo (1993). A la derecha, el arco de Cáparra desde el lateral. Al fondo, un graderío desmontable. El entorno es subsede del Festival de Teatro de Mérida (2022). / CÓRDOBA

Así, mezclando recuerdos humanos y del propio itinerario, el peregrino se daba cuenta de la pujanza del Camino Mozárabe tras estos treinta años en decenas de ejemplos que le venían a la memoria. Como aquella estampa en Oliva de Plasencia del arco de Cáparra, bajo el que pasa la Vía de la Plata, perdido en mitad del campo en 1993 y languideciendo en el olvido; ya con un maravilloso Centro de Interpretación de la Ciudad Romana de Cáparra a principio de siglo XX y, en 2022, incluso con un escenario vecino como subsede del Festival de Teatro de Mérida. ¡Qué cambio!

En todo caso, el peregrino concluyó su tercera y corta etapa en Silleda, la mayor población entre Orense y Santiago con sus más de 8.000 habitantes. Toda una metrópolis para un camino jacobeo que, al menos dentro de Galicia, sin duda tiene la naturaleza como protagonista y no las grandes urbes. Aun cuando los campos y los bosques estén medio secos y se necesite más que nunca del Santiño el milagro del agua. 

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