Como un salto sin paracaídas desde la más alta cumbre del mundo. Así fue la primera salida internacional de Córdoba Ecuestre en sus 25 años de historia. El próximo miércoles 13 de octubre se cumple una década de la participación de la escuela cordobesa en el considerado templo de la equitación mundial, en el palacio de Hofburg, sede de la Wien Spanische Hofreitschule, la reconocida Escuela Española de Equitación de Viena. Sin experiencia en el contexto internacional, pero con una confianza ciega en el nivel de equitación alcanzado por los jinetes cordobeses, la magia del flamenco en directo y la singular doma vaquera ascendieron a la más alta cumbre de la equitación sin apoyos, como desconocidos, y volaron a partir de entonces por arenas consagradas solo para los mejores.

Entre tazas de cafés, algunos años antes, se fue conformando la idea de ir a Viena, aunque sin ninguna credencial. El plan se fue haciendo realidad hasta valorar la escuela vienesa el nivel y calidad de los jinetes cordobeses. Pero el examen fue más exigente de lo ordinario. Compartirían arena con los maestros austríacos y los miembros del famoso Le Cadre Noir de Saumur durante la celebración de la Gala Benéfica que la institución ecuestre austríaca, un símbolo nacional, celebra cada año y a la que asisten las personalidades más selectas del mundo del caballo.

Nervios hubo muchos en los ensayos en el Hofburg, que se sumaron a los que los jinetes traían de Córdoba. Javier Higuera recuerda la inquietud cuando el gerente de Córdoba Ecuestre, Javier Gómez, les comunicó que iban a ir a Viena. Higuera pensó que, sin salir de España nunca, ir a Viena era una locura. Pero el orgullo de estar en la arena austríaca le causó una enorme satisfacción que aún recuerda. Joaquín Aguilera no se explicaba cómo iba a estar en una pista que había visto mil veces en televisión, algo mágico, y contemplar a los jinetes vieneses con su equitación «perfecta», aprendiendo hasta el último detalle de ellos. Rafael Ruiz, otro componente de Córdoba Ecuestre, define su estancia como «impresionante», y aún recuerda la calidad de los vieneses, manifestando que «estuvimos a la altura y la exhibición gustó mucho». Para el director técnico de Córdoba Ecuestre, Manuel Morejón, «ir allí fue un lujo que a veces se sueña y que no te lo crees». Morejón confiesa que es un privilegio para un jinete estar en la Escuela Española de Equitación de Viena, a la vez que hoy valora su estancia más que hace diez años.

En el interior de los cinco jinetes cordobeses llameaba la idea de deslumbrar en Viena, con los trabajos a la mano de Ruiz, la Kür de Higuera y el espectacular número de garrochistas con Aguilera, José Luis Espejo, Morejón y Ruiz, flamenco en directo con el cante de Gema Cumplido, la guitarra de David Navarro, la percusión del mago Daniel Morales Mawe, y el baile de María Expósito y Jorge del Pino, que culminó con un fortísimo aplauso de los 600 invitados a la gala. Las puertas de la gloria ecuestre se abrieron para Córdoba.

Una oportunidad que supuso el despegue internacional de Córdoba Ecuestre, según su presidente, Rafael Blanco, ocasión que aprovecharon y que los situaron en «la primera división mundial del caballo» y «abrió las puertas de Europa».

Partieron los cordobeses a Viena sin apoyo institucional. Tras el éxito y la difusión mediática, los políticos intentaron aparecer en una foto que ya estaba hecha y liderar los laureles conquistados con pundonor solo por los cordobeses.

Después de Viena: Roma, París, Saumur, Nimes, el Salon du Cheval del Jadida (Marruecos), Moscú, Budapest, Lípica, Lisboa… Y en el futuro, los países árabes y América. Diez años que han dado gran experiencia a Córdoba Ecuestre para difundir por el mundo.