“Lo del lunes fue una situación de esas que te pasan en la vida que no tienes ni controlada ni preparada pero que la vives en el momento y actúas en consecuencia”. Así empieza a relatar el delegado territorial de Desarrollo Sostenible, Giuseppe Aloisio, su vivencia en primera persona cuando se encontraba en el Puesto de Mando Avanzado del incendio de Villaharta junto al director del Centro Operativo Provincial, Eduardo Nicolás. Desde su posición ya se empezaban a vislumbrar las columnas de humo de otro fuego que se iniciaba a unos 20 kilómetros de allí. ”Mucho peligro, viento y llamas en el incendio forestal declarado entre Espiel y Alcaracejos, en la proximidad del Puerto Calatraveño” recuerda. A continuación, ambos tomaron dirección al fuego.

Parece lógico pensar que los primeros momentos de un incendio son siempre especialmente complicados. En este caso, la proximidad de las llamas a la carretera agravaba la situación. En aquellos instantes iniciales solo había “muchos nervios y mucha tensión”.

Un vecino a pie de carretera ya les advirtió que en el flanco derecho del fuego, zona que junto a la cabeza fue donde se registró mayor actividad y algunas reproducciones, había cortijos diseminados con gente dentro. “Nos metimos sin pensarlo por un camino rodeados por humo y llamas y fuimos casa por casa avisando con la sirena a los vecinos para que saliesen de inmediato de sus casas”. Son esos momentos dónde actúas sin más, “movido por lo más importante, que es salvar vidas” asume Aloisio.

Giuseppe Aloisio y Tina, la perra rescatada junto a su dueño. CÓRDOBA

En ese afán por no dejar a nadie atrás fueron entrando en todos los cortijos, algunos vacíos y otros con los vecinos ya montándose en sus vehículos dispuestos a huir de las llamas. Una vez avisados, acompañaron  a algunos de ellos a una zona segura, formando un convoy que era escoltado por una patrulla de la Guardia Civil  y por Juan Castillejo, agente de Medio Ambiente y Coordinador de la Unidad Biogeográfica Pedroches.

Pero si algo recuerda de ese largo día, con un sentimiento distinto, es la voz y la cara del pequeño Rafa, “un muchacho de 13 años que en ningún momento perdió la compostura, acompañado siempre de su perra labrador,  Tina”.  Según explica el delegado, ambos se encontraban solos en casa, “al estar sus padres fuera en aquel momento”. El fuego se acercaba rápido y no lo dudaron, ”entramos en el chalet y logramos rescatarlos a tiempo. Buscamos las llaves del coche de su padre y los saqué de allí hacia una zona segura”. El muchacho “estaba embriagado por la situación, desorientado por no saber qué hacer, pero creo que al final se lo pasó incluso bien porque hablaba en todo momento con sus amigos, contándoles la particular aventura”.

Y en una zona tranquila y alejada del fuego esperaron, junto con el resto de vecinos evacuados, hasta que llegaron los padres del niño. “Tuvimos un final feliz” afirma Aloisio.

“Sin duda nunca olvidaré esta experiencia, sobre todo la enorme generosidad, coraje y decisión de Eduardo, el jefe de todo el operativo” subraya. A toro pasado el delegado territorial admite que fue una situación de bastante peligro pero "en ese momento estás dopado por la adrenalina y no te paras a evaluar los riesgos que corres... pero bueno, al final todo fue bien”.