A Loquillo se le rompió la voz anoche en Córdoba. En la tercera canción del tercer concierto de su gira, la voz del último clásico se quebró. Esa fue la explicación oficial que ofreció el director del Instituto Municipal de Artes Escénicas cuando, después de media hora esperando a que Loquillo volviera a salir al escenario, anunció que no se reanudaría el concierto. Cualquiera de los que estuvimos ayer en La Axerquía, viendo cómo se desarrollaron los hechos, cómo una ambulancia cruzó hasta el foso para atender al Loco, en una noche tórrida en la que los termómetros no bajaron de los 30º, habría jurado que fue un golpe de calor, una lipotimia. Pero no, dijeron que fue una afonía.

Eran las doce de la noche cuando el cantante, que hace seis meses cumplió 61 años, vestido de negro, salió al escenario. Los Buscadores fue el tema elegido para abrir boca, seguido por El último clásico, nombre de la gira y de su último disco, y Territorios libres, después del cual El Loco enmudeció. Apenas le dio tiempo a presentar a los suyos y saludar a Córdoba. Las dos primeras canciones sonaron de modo contundente, como lo hicieron el día de antes en el festival de Sancti Petri, en Chiclana, arropado por su banda, compuesta por Igor Pascual y Josu García, dos de los más grandes guitarristas de rocanrol del panorama nacional, que suelen tocar junto a Alfonso Alcalá, el bajista que no acudió a esta cita (está en cuarentena con coronavirus, según sus redes sociales). A la batería, como siempre, Laurent Castagnet. José María Sanz, que durante la pandemia declaró que teme "más al silencio que al covid", se quedó sin voz con Territorios libres y se metió en el camerino, dejando huérfano a su público. El IMAE devolverá el dinero de las entradas de uno de los que prometía ser concierto estrella del 40º Festival de la Guitarra de Córdoba. Habrá que esperar al 28 de agosto para volver a verlo en Córdoba, esta vez en Cabra. 

Pero si hubo unos protagonistas que marcaron el ritmo en La Axerquía anoche, esos fueron los hermanos Tormo, Los Zigarros, que de teloneros pasaron a ser los amos del concierto por derecho propio, dando la lección de rocanrol que Loquillo no pudo ofrecer esta vez. Los valencianos, Ovidi y Álvaro, cuyas guitarras y voces sonaron de la mano de una potente sesión rítmica, compuesta por Adrián Rives a la batería y Nacho Tamarit al bajo, repartieron pildorazos de rocanrol que hicieron levantar de sus asientos al público, obligado por las medidas de seguridad establecidas por el covid a permanecer sentados, con mascarilla y a distancia. Todo un reto en un concierto que invita a no estar quieto. Y es que no en vano Los Zigarros son unas de las bandas más respetadas y admiradas del panorama roquero estatal.

Ovidi y Álvaro han llegado a ser teloneros de ACDC con su anterior banda Los perros del Boogie y teloneros de los mismísimos Rolling Stones con su actual combo. Fue en 2013 cuando debutaron los Zigarros discográficamente de la mano del gran Carlos Raya a la producción, y son ya tres discos de estudio y dos en directo los que atesoran los valencianos.

No les pesó la elevada temperatura a los hermanos Tormo, que desplegaron todo su arsenal roquero en una noche caliente y de largas e interminables colas para adquirir un refrigerio que aliviase el calor. El público en general se comportó y se mantuvieron todas la medidas pertinentes. Comenzaron los Zigarros con Voy hacia el mar, tema de su primer disco, seguido por Queda muy poco de mí y No obstante lo cual, cerrando su actuación con la canción que da titulo a su gira y último disco en directo ¿Qué demonios hago yo aquí?

Algunos de los que acudieron a ver a Loquillo ni siquiera sabían quiénes eran Los Zigarros y se llevaron una grata sorpresa al descubrir a una banda sólida con un sonido que recuerda a grandes del rock como Eddie Cochran y Angus Young. Solo por ellos, el concierto de Loquillo habría valió la pena, ya que demostraron con creces poseer un enorme corazón de rocanrol, fuera de toda impostura y poses falsas, rocanrol de alto voltaje, nada más y nada menos. A veces, no hay que darle más vueltas y apostar por caballo ganador y más en estos tiempos tan complicados. Como canta Loquillo en la canción El último clásico, “cuando tengas miedo no busques nada nuevo”. Pues eso, rocanrol y punto, eso es lo que nos regalaron los Zigarros en este festival de la guitarra. Gracias.