Se lidiaba el tercero de la tarde de la corrida de rejones de la Feria de Córdoba y todos se encontraron con un ‘toro’ inesperado en forma de terremoto. Uno de los asistentes, a pesar de que peinaba canas, subió los escalones de dos en dos y ya en el quinto toro su vecino de asiento aún comentaba en tono jocoso que el huido aún debía estar corriendo. Era el 26 de mayo de 1985 y la capital había sufrido el mayor terremoto en el siglo XX. En realidad, el epicentro se localizó en Espejo y la escala de Richter marcó un 5,1 de magnitud, casi un punto más del que se experimentó ayer mismo en Santa Fe (Granada), seísmo que llegó a sentirse también en la capital cordobesa y que llegó hasta los 4,2 en la escala de Richter. Un día después de aquella corrida de rejones de 1985 volvió a repetirse el temblor, aunque ya con una magnitud de 4,5, algo superior a todos los sufridos en la provincia granadina en esta semana. De hecho en las últimas 24 horas, Granada ha experimentado más de 20 movimientos telúricos. El de anoche en la capital granadina, a las 19.49, tuvo su epicentro en Chauchina El de anoche en la capital granadina, a las 19.49, tuvo su epicentro en Chauchinay como los anteriores se dejó notar en la capital cordobesa (más información en la página 41).

En lo que se refiere a magnitud e intensidad, un terremoto parecido al granadino de esta semana se experimentó también en Montemayor, el 16 de abril de 1996, que llegó a los 4,2 en la escala de Richter y no provocó daños materiales, aunque sí escenas de cierto pánico en la localidad. Un día después, entre Montilla y La Rambla, se localizó el epicentro de una réplica del seísmo de Montemayor y ambos se notaron en la capital. Tanto que las centralitas de la Policía Local, de la Policía Nacional y de los Bomberos quedaron colapsadas por el aluvión de llamadas telefónicas de los cordobeses.

Según datos del Instituto Geográfico Nacional, el hecho de que el movimiento telúrico se haya dejado sentir a distancias de más de 300 kilómetros de donde se produce se debe a que las formaciones geológicas que llegan hasta el centro de la Península no producen una completa atenuación de la energía provocada por la rotura de la falla, situada en este caso, en la parte suroriental de la península.

Otro de los grandes terremotos de la provincia cordobesa tuvo su epicentro en Benamejí, el 14 de marzo de 1930, mientras que otro que se produjo en 1962, con epicentro en Baena, sí que provocó algunos desperfectos y daños en varias casas de la población cordobesa, a pesar de que no llegó a 4 en la escala de Richter.

Algo parecido ocurrió en Córdoba en marzo de 1951, cuando un terremoto, que según datos del Instituto Geográfico Nacional se quedó en los 3,6 en la escala de Richter, provocó que no pocos cordobeses se echaran también a la calle, alarmados por un hecho inhabitual, ya que a pesar de todo, los expertos consideran que la provincia cordobesa se encuentra en un enclave en el que son poco habituales los movimientos sísmicos, de ahí la lógica alarma.

.