La oscuridad, las rocas, un terreno difícil y, sobre todo, la crecida del río, complicaron el rescate de las dos jóvenes que la noche del miércoles quedaron atrapadas en el Guadiato. A las chicas, de 23 y 24 años, les sorprendió la crecida del caudal que siguió al desembalse de la presa de Puente Nuevo, esa misma tarde.

El sargento de los bomberos de Córdoba Óscar Cáliz coordinó el equipo de rescate. Cáliz, de 41 años y natural de Castro del Río, es un veterano con dieciséis años de servicio, como el resto de los compañeros que intervinieron. La experiencia jugaba a su favor, pero estos hombres no se confían. Cada servicio es distinto al anterior y el peligro acecha donde menos se espera.

-¿Qué encontraron al llegar?

-Las chicas habían quedado atrapadas en una orilla donde el terreno estaba tan escarpado, y la vegetación y la maleza era tan abundante, que era imposible que saliesen por tierra o que nosotros accediésemos por allí. Ellas mismas nos contaron que, sobre las siete de la tarde, estando en mitad del cauce, con el agua a la altura de las rodillas, notaron la crecida del río, y cuando intentaron ir hacia la orilla donde estaban sus amigos, no pudieron. Quedaron aisladas, en traje de baño, en una zona con muchas zarzas y justo donde el río se estrechaba y el caudal era más fuerte. Otro problema añadido eran unas rocas donde un golpe hubiese sido muy peligroso, tanto para ellas como para el equipo de rescate.

-¿Las rocas eran el mayor obstáculo?

-La principal complicación era la noche, porque no se trabaja lo mismo que a la luz del día. Además, no llevábamos sistemas de iluminación portátiles, sino linternas. Luego, a la hora de montar la tirolina, en nuestro lado sí encontramos un árbol en condiciones para realizar el anclaje de la cuerda principal. Pero en el otro lado, no había un anclaje sólido, todo eran zarzas y maleza, y hubo problemas para encontrar un punto resistente. Porque esa cuerda luego hay que tensarla, ya que si se queda floja la persona puede ser arrastrada y hasta quedar sumergida en el caudal. A todo esto, la corriente era muy fuerte. Las complicaciones eran varias.

-A favor, la experiencia del equipo de rescate.

-Equipo de rescate acuático como tal no hay en el SEIS [Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento], los bomberos de Córdoba somos un equipo multidisciplinar y en rescate acuático tenemos formación y experiencia. En este caso, todos los compañeros que intervinieron llevan más de doce años en el servicio.

-¿Ayudó la actitud de las chicas?

-Totalmente. Las chicas estaban tranquilas y eso ayudó en una intervención que, pese a las complicaciones, fue relativamente tranquila, en el sentido de que no estaban heridas ni había riesgo por su vida.

-Aún así, los rescatadores se tomaron su tiempo para evitar pasos en falso, ¿no?

-Sí, porque si no hay una urgencia o una prisa excesiva, lo importante es que todo esté seguro dentro de las posibilidades que nos encontramos sobre el terreno. Porque si por las prisas, el equipo de rescate toma decisiones equivocadas y nos pasa a nosotros algo, pues ya tenemos un problema doble. Subió un equipo mínimo para este tipo de intervenciones, porque la verdad es que estamos cortos de plantilla. Éramos tres bomberos, un conductor y un sargento.

-En el operativo también participaron la Policía Local y la Guardia Civil.

-La Policía Local estuvo allí desde el primer momento y fueron quienes tras valorar la situación decidieron llamarnos. También se sumó la Guardia Civil. El aviso nos entró a las 21.16 horas y tras preparar todo el material estábamos en marcha en ocho minutos. A las 21.45 llegamos al lugar. Luego, hubo que caminar a oscuras y entre la maleza para llegar al punto del río donde estaban las chicas. El acceso era complicado.

-En estos casos, ¿lo mejor es llamar a emergencias?

-En este caso, hicieron bien en quedarse en el lugar y llamarnos a nosotros. Si hubiesen intentado salir por sus medios, lo mismo hubiese habido que lamentar una desgracia. Era muy complicado. Al final, todo salió bien y varios vecinos y padres que a esa hora ya se habían desplazado hasta allí, solo tenían palabras de agradecimiento hacia nosotros.