Puede que la siguiente pandemia que haya que tratar después de la del coronavirus sea la de la soledad no deseada de los mayores, un foco de sufrimiento emocional acentuado durante el estado de alarma que afecta al 47% de la población de Córdoba mayor de 55 años y que se manifiesta de forma más acusada para el grupo de 80 y más años, «principalmente por la pérdida de su red de amistades», según el Estudio sobre Soledad no Deseada elaborado por la Dirección General de Personas Mayores y Pensiones no Contributivas de la Consejería de Igualdad y Políticas Sociales de la Junta de Andalucía.

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El riesgo de aislamiento social, que afecta a un 15% de la población mayor, es igual para mujeres y hombres, señala el informe, «aunque las mujeres tienen más riesgo de pérdida de apoyo familiar y los hombres de la red de amistades, ya que ellas tienen generalmente un círculo de amistades más sólido que ellos». La investigación distingue además entre vivir solo, en un hogar en el que vive una persona; estar solo, lo que alude a la falta de compañía habitual, y sentirse solo, que es una emoción subjetiva e individual que no se da en todos los casos ni en la misma intensidad entre todos lo que viven o están solos.

Los meses de confinamiento, la falta de contacto físico, de abrazos y besos y el miedo a la enfermedad y el contagio entre los mayores, población diana del coronavirus, no han hecho más que ahondar el sentimiento de soledad de muchos ancianos, que han sido los últimos en incorporarse a la nueva normalidad y que vuelven ahora a estar temerosos con el inicio de los rebrotes. «Durante el confinamiento, me sentía más segura que ahora», confiesa Consuelo. «Salía a la compra y poco más, pero ahora todo el mundo entra y sale y las noticias me tienen muy preocupada, casi no me atrevo a ir a ver a mis nietos», indica.

La publicación del estudio de la Junta de Andalucía, coordinada por Juan Manuel García González, profesor de la Universidad Pablo de Olavide (UPO), ha coincidido con la de otro informe de la Fundación La Caixa sobre La soledad en las personas mayores que pone de relieve «la importancia que tienen los recursos emocionales para reducir el sufrimiento que genera la soledad» y destaca los beneficios de una «actitud positiva y proactiva». No en vano, las personas que tienen esa actitud han sido «las que han resistido mejor el confinamiento», señala el informe, que subraya también que «la situación actual ha puesto sobre la mesa hasta qué punto la soledad es una realidad extendida y compleja que debe hacer reaccionar a la sociedad». Según este informe, los mayores perciben esa soledad no deseada en la ausencia de compañía y también en la falta de apoyo, la carencia de amigos y los sentimientos de abandono y de vacío que les asaltan.

El lugar en el que viven puede ser determinante en muchos casos. La tasa de envejecimiento en Andalucía se sitúa actualmente en el 104%, un porcentaje que se eleva hasta el 124,9% en la provincia de Córdoba, la segunda más envejecida después de Jaén, ya que por cada 100 menores de 16 años aquí hay 125 mayores de 64, según un reciente estudio de la Fundación Adecco.

El informe de la Junta de Andalucía llama la atención sobre la necesidad de «sensibilizar a toda la sociedad ante un problema social que probablemente se va a acentuar en los próximos años en una sociedad de creciente individualización, con familias cada vez más reducidas y con las relaciones de vecindad en retroceso».