Estas palabras están escritas en tiempos difíciles. En tiempos en los que no es posible decirlas en un lugar público por la sencilla razón de que están cerrados. Cerrados por razones de salud pública. Estas palabras están escritas en el tiempo del coronavirus. Por eso estas palabras están escritas y no serán nunca dichas. El Anuario Económico que tendrá en sus manos mañana, querido lector, es el análisis de un año incierto, el 2019, que, a tenor de lo vivido en los primeros meses de 2020, no tuvo un final feliz. Más aún, cuando estábamos escribiendo el contenido de estas páginas aún no sabíamos el alcance de lo que estaba ocurriendo en China. No teníamos ni idea de cómo esos sucesos iban a afectar, no ya a la economía mundial, sino a la salud pública del planeta. No podíamos ni imaginarnos que una enfermedad infecciosa, de la familia del catarro común y parecida en sus consecuencias a la gripe, iba a determinar un antes y un después en economías tan grandes como la china, tan desarrolladas como la coreana o la italiana o tan cercanas como la nuestra. Y a la redacción de estas líneas no sabemos tampoco lo que hay después, pues ese después no lo podremos vislumbrar hasta dentro de unos meses. Lo que sí sabemos es que el año 2020 no será una continuación feliz del año 2019. El año 2020 será un año de prueba cuya historia aún no está escrita.

Lo que recoge el Anuario que hoy íbamos a presentar es lo que ocurría justo antes de la tormenta del coronavirus, cuyas consecuencias más prácticas estamos viviendo. Y sirve para hacernos una idea de cómo eran los tiempos anteriores a esta crisis sanitaria en la que estamos inmersos. Sirve para conocer qué nos preocupaba hace sólo un mes. Sirve para saber de qué mimbres partimos para enfrentar la crisis económica que se nos avecina a cuenta de la enfermedad. Sirve para vislumbrar las debilidades y las fortalezas de nuestra sociedad y nuestra economía para el tiempo que continuará, porque la historia no se para. Sirve como recuerdo de lo que éramos e intuir lo que seremos. Algo que sólo podremos saber cuando estos tiempos difíciles hayan pasado. Que pasarán.

(*) Gabriel Pérez Acalá es rector de la Universidad Loyola Andalucía.