Desde el día 20 de este mes el calendario para detener la pérdida de la biodiversidad marca que quedan menos de 500 días para evitar este desastre ecológico. En Córdoba, antes de que finalice el plazo aprobado por el Convenio sobre la Diversidad Biológica, a finales del 2020, solo existen ocho o diez hembras reproductoras de avutarda en la Campiña, un ave que está «condenada a la extinción», según Pedro Moreno, de Seo Birdlife de Córdoba.

Esto es solo un aviso del empobrecimiento de la biodiversidad en la provincia de Córdoba que, según Moreno, es «brutal», afectando a un gran número de aves, principalmente esteparias, como el cernícalo primilla, el sisón, el alcaraván y la avutarda, aunque también algunas rapaces se encuentran en peligro.

Y las cifras, afirma el miembro de Seo Birdlife, son alarmantes. Un ave propia de la Campiña cordobesa, como el aguilucho cenizo, ha descendido hasta niveles que habría que declararlo «en peligro de extinción», con una disminución de la población del 90%, lo que confirma el presidente de Ecologistas en Acción en Córdoba, Francisco Ordóñez, poniendo como ejemplo zonas donde existían hace 20 o 30 años grandes poblaciones de estas aves rapaces propias de estepas, como en Baena y Castro del Río, y en la actualidad hasta «a los agentes que se dedican a los censos les cuesta trabajo» encontrarlas.

EL CAMBIO CLIMÁTICO

¿Y cuál es el motivo de este descenso de la fauna en Córdoba? Según los ecologistas, los motivos principales son la pérdida de la biodiversidad y el cambio climático.

¿Cómo afecta? En la base de la pirámide alimenticia. La pérdida del 75% de los insectos por el cambio climático, la desaparición de senderos y padrones en el campo, y el empleo de insecticidas y plaguicidas están abocando a que la fuente de alimentación de las aves esteparias desaparezca, y así sucesivamente, en la cadena alimentaria.

A esta situación también contribuye la desaparición de insectos polinizadores, entre ellos la abeja, afectada su población tras la aparición de una especie invasora como la varroa. Según un experimentado apicultor de Montoro, Juan Antonio Ruiz, si la polinización «va al garete», también van «los animales que vienen detrás». Ruiz recomienda consumir miel española, no por motivos económicos, sino porque sin la polinización desaparecerían los herbáceos y con ello se extinguirían algunos animales, incluso «especies emblemáticas» como el lince ibérico.

Francisco Ordóñez apunta que la desaparición de los insectos polinizadores tiene una gran importancia para la naturaleza, el medio ambiente y la economía, subrayando que «no solo hablamos de miel, cera o medicamentos», sino que también influye en «la producción de fibra, como el algodón, o la madera».

A estos factores hay que añadir la progresiva desaparición de la flora silvestre y la diversidad de los cultivos, en favor de los monocultivos como el olivar, que presenta una gran necesidad de aporte de agua y de productos químicos en la agricultura.

A la flora y fauna silvestre autóctona le afectan también las especies invasoras, principalmente animales. Frenar a estas especies exóticas del mundo animal presenta más dificultad que la reposición de la flora autóctona.

Entre estas especies destacan el mejillón cebra, que afecta principalmente a Cataluña y Aragón, pero del que ya hay constancia en algunos pantanos cordobeses, o el cangrejo americano, capaz de poner en peligro de extinción al cangrejo autóctono. Asimismo, la población de barbo ha ido decreciendo en favor de otras especies foráneas como lucios, carpas y black bass.

DESCOORDINACIÓN

Ante la disminución de la biodiversidad, desde Ecologistas en Acción de Córdoba consideran que es imposible para España cumplir con el compromiso aprobado por el Convenio sobre la Diversidad Biológica. Consideran que primero hay que frenar el deterioro, demandando a las administraciones que todas las políticas sectoriales relacionadas con la agricultura, agua, infraestructura y energía cumplan los objetivos de pérdida de biodiversidad para que no haya más desapariciones.

Critican, a la vez, la descoordinación entre las administraciones y el no prestar suficiente atención a la situación, dedicando los medios a «especies de élite», como las define Pedro Moreno, como el lince ibérico, el quebrantahuesos o el águila imperial, «que les dan muchos minutos de prensa», aunque «un gorrión es tan importante como un águila imperial».