La Estrella fue la segunda hermandad de la jornada en decidir que no haría estación de penitencia. O mejor dicho, en decidir hacerla en el interior de su iglesia, San Fernando, porque los momentos posteriores se vivieron con intensidad. Los sones de sus agrupaciones musicales, el gran regalo de esta hermandad a la ciudad, fueron el primer bálsamo para los hermanos de la Estrella aún abatidos. Después, serían las miles de visitas las que reconfortaron a los cofrades. De hecho, y aunque se quedaron sin estrenar los maravillosos paños de bocinas, el romano con el que ha comenzado el ambicioso proyecto de reestructuración del Misterio no ha quedado inédito, ya que media Córdoba pasó para disfrutar del espectacular aspecto de los pasos.

Más aún, el hermano mayor, Juan Francisco Rodríguez, se confesaba anoche contento. "Parece que toda la ciudad ha venido a vernos a la iglesia", decía emocionado y abrumado ante las muestras de cariño que estaba recibiendo la hermandad.