El Córdoba CF aborda el tercer test de su pretemporada con una sonrisa en la cara tras las sensaciones de sus dos primeros compromisos, aunque con una mueca de preocupación producida por las múltiples ausencias con las que se enfrentará a este tercero. Los blanquiverdes cruzarán dinámicas con el Sevilla Atlético este sábado (C.D. Ramón Cisneros Palacios, 10.30 horas, PTV Córdoba), un rival al que visitarán sin la certeza de disponer de hasta nueve de sus piezas para la partida. Las lesiones típicas de pretemporada, aliñadas por las altas temperaturas y la carga física que implican las mismas, se está cebando con una maltrecha plantilla para la que Germán Crespo no tendrá más remedio que someter a improvisaciones, donde ni tener el plantel cerrado o prácticamente hasta dos futbolistas de garantías por puesto, ha salvado la importante criba que actualmente arrasa en la tan poblada enfermería blanquiverde.
Al margen de las bajas, el nuevo bloque califa se medirá al filial hispalense inmerso en una espiral de juego y resultados difícilmente mejorable en esta precampaña, tras dos triunfos de efecto ante adversarios de mayor entidad y un rendimiento más que satisfactorio por parte de las recientes incorporaciones. Ahora, lo de enfrente será, por primera vez, un rival de inferior categoría, un Sevilla Atlético recién descendido a Segunda RFEF, que viene tras también debutar en el curso con una carta de presentación tremenda: ganó por 9-0 en su estreno frente al Next Stars de Tercera Andaluza. Una declaración de intenciones, un partido típico de pretemporada pero también un aviso a navegantes, no será fácil, y es que el segundo equipo sevillano nunca ha sido un equipo que se le dé particularmente bien al Córdoba CF en los últimos tiempos. Sus cruces más recientes con los sevillanos, fuera de lo que amistosos se refiere -y obviamente con diferentes categorías de por medio-, lo han reflejado con tres derrotas y tan solo una victoria durante los últimos cuatro registrados.
Una rivalidad que se enmarca ahora, por otra parte, en divisiones y contextos que no pueden ser más diferentes a los del pasado, con los de Germán Crespo totalmente enrachados y con la continuidad de algo que se ha adolecido durante los últimos tiempos en El Arcángel: un bloque sólido sobre el que edificar el proyecto. Bajo esa premisa se confeccionó la plantilla para esta campaña 2022-2023, en la que el técnico granadino suscribe su mantra de pretemporada: buscar las sensaciones. Una fórmula que está dando buen resultado durante estos primeros pasos de la puesta a punto, pero que ahora volverá a pasar por examen ante una cita que también puede ser trampa.
A vueltas con la defensa
La parcela defensiva es la más afectada por la oleada de lesiones que atraviesa la plantilla blanquiverde, en la que prácticamente cada demarcación contará con algún tipo de malabarismo. Ya sea con la aportación del filial, donde se han visto figuras como Matías Barboza junto a Fer Romero o incluso Jan Reixach partiendo de primera línea durante varias entrenamientos, o con la readaptación de José Ruiz nuevamente al eje de la zaga al igual que en Montecastillo, todo se resumen en otro rompecabezas con el que tendrá que lidiar Germán Crespo. Una problemática de la que tampoco quedará exenta el lateral izquierdo, donde José Calderón, que parte entre algodones aunque trabajando con el grupo en las últimas fechas, se presenta como única opción viable junto a las de Manolillo o un reconvertido Rafael Castillo, dada la también baja de Carlos Daniel.
Las presumibles ausencias para el encuentro, de esta forma, se cuentan casi en la decena, sin la disponibilidad al completo de Dragisa Gudelj, Willy Ledesma, Adrián Fuentes, José Cruz, Jaylan Hankins, Ekatiz Jiménez, Álex Bernal, Aitor Brito o el propio Carlos Daniel. “Es verdad que vamos a llegar con muchas lesiones, pero dentro de eso son lesiones leves, entonces creo que a lo largo de la semana vamos a poder recuperar a un número importante de jugadores y a ver si terminamos la semana con un buen partido y, sobre todo, evitando alguna lesión más”, esgrimió un preocupado Germán Crespo, tras la última matinal de trabajo previa al encuentro en Sevilla.
Un comienzo prometedor
La puesta de largo del Córdoba CF en esta pretemporada 2022-2023 está dando que hablar incluso después de únicamente dos partidos, más por las sensaciones generadas que por los resultados cosechados, que también han sido realmente positivos. El equipo ha conseguido doblegar a un recién descendido de Primera División como el Granada en su primer test en El Arcángel (1-0) y suscrito la línea con otro partidazo ante un equipo recién ascendido a Primera División como el Almería en Montecastillo (1-2), dejando visos de que la esencia del equipo durante el pasado curso, lejos de perderse o desvirtuarse para este, se ha potenciado considerablemente. Las caras nuevas del esquema han dotado de un soplo de aire fresco y salto de calidad casi necesario para el reto que se avecina, para el que las ocho incorporaciones comienzan a coger los conceptos y automatismos del equipo.
Un inicio que difiere en gran medida del de la pretemporada 2021-2022, que se cerró con un curso histórico y el consecuente ascenso, pero que dio sus primeros pasos de forma algo dubitativa. El primer choque del año pasado, el del estreno como local, se produjo ante un Linares que se llevó la victoria de El Arcángel (0-1), mientras que el segundo, también como local, se produjo ante un Marbella que igualó un 3-0 durante el segundo acto para acabar cediendo el primer triunfo blanquiverde gracias a un postrero gol de José Cruz durante el tramo final del encuentro (4-3). Contrastes que no son baladí en plena puesta a punto, y que solo remarcan el buen encaje que ha tenido el nuevo bloque. Todo quedará sujeto, no obstante, aunque empiece a rodar de verdad la pelota: en casa ante el Unionistas de Salamanca el próximo 26, 27 o 28 de agosto.
