MICOLOGÍA

La Junta de Andalucía regula la recogida de setas para evitar daños

Se puede extraer un máximo de cinco kilos y sin usar azadas ni rastrillos

Una cesta preparada para la recogida de setas, en una imagen de archivo.

Una cesta preparada para la recogida de setas, en una imagen de archivo.

Europa Press

La consejería de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul hace un llamamiento a la población que, atraída por la micología, se acerca a los espacios naturales de la Comunidad para recoger setas; de modo que lo hagan con cuidado y respeto por el entorno. La Junta de Andalucía recuerda que la recogida de setas y hongos es una práctica que está regulada para evitar daños y favorecer que el ecosistema pueda recuperarse y regenerarse de una temporada a la siguiente.

Dado el creciente interés que esta práctica tiene en Andalucía, se ha hecho necesario regular la actividad para evitar la recogida incontrolada y abusiva que pueda ocasionar daños al medio ambiente y en particular a la biocenosis en la que participan los hongos. De esta manera quedará garantizada su persistencia y capacidad de regeneración y los espacios micológicos se mantendrán en un estado de conservación favorable, asegura el director general de Política Forestal y Biodiversidad, Juan Ramón Pérez.

La Ley 8/2003 de la Flora y Fauna Silvestre, en el artículo 31.2, matiza que no es necesaria una autorización para la recogida de pequeñas cantidades de ejemplares de especies silvestres de plantas y hongos en los lugares y fechas tradicionales, siempre que la misma no entrañe riesgo de desaparición local de la especie. No obstante, a pesar de que no sea obligatoria una autorización, sí conviene cumplir una serie de condiciones.

Entre estas, conviene recordar que las cantidades recolectadas para el autoconsumo están limitadas a entre tres y cinco kilogramos por persona y día, según la provincia. Cuando se realiza la recolección no se debe alterar la capa superficial del suelo, y queda expresamente prohibido el uso de herramientas como rastrillos, escardillas, azadas u otros utensilios que remuevan el mantillo y produzcan daños en el micelio de los hongos.