Cambio climático | Medio Ambiente

Conexión ‘Trigo’ para el futuro

El IAS-CSIC de Córdoba coordina este proyecto que busca la sostenibilidad de este cultivo y su adaptación al cambio climático

Trabajo de campo. Una de las fincas experimentales de Córdoba ligadas a esta iniciativa. | CÓRDOBA

Trabajo de campo. Una de las fincas experimentales de Córdoba ligadas a esta iniciativa. | CÓRDOBA / CÓRDOBA

Diario CÓRDOBA

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Más alla del olivar, muchos de los cultivos presentes en la provincia de Córdoba también necesitan de medidas de adaptación al cambio climático, para lo que los investigadores vienen trabajando con vistas a lograr una mayor sostenibilidad de estos cultivos a corto, medio y largo plazo.

Ejemplo de ello es el Instituto de Agricultura Sostenible (IAS) de Córdoba del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que está coordinando la nueva Conexión ‘Trigo WheatNet’ del CSIC. Las Conexiones son iniciativas estratégicas para impulsar la colaboración científica generando sinergias, nuevos proyectos, y proporcionando un mayor posicionamiento del CSIC en temáticas concretas.

Equipo. 8 Foto de familia de parte de los investigadores, en una reciente reunión celebrada en Madrid.

Equipo. Foto de familia de parte de los investigadores, en una reciente reunión celebrada en Madrid. / CÓRDOBA

En el caso de la Conexión ‘Trigo’, su misión es impulsar la investigación científica y técnica en este cultivo considerado estratégico, y poder enfrentar sus desafíos en el marco del cambio climático y el crecimiento demográfico del siglo XXI. Este proyecto aúna las capacidades de 14 centros del CSIC, 8 universidades y cuatro centros de investigación, estando abierto a la participación de nuevos socios, tanto públicos como privados. En total, trabajan 60 investigadores procedentes de diez Comunidades Autónomas, coordinados por el IAS de Córdoba junto al Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca.

Esta Conexión, que fue presentada en Córdoba el pasado mes de diciembre, tiene un horizonte temporal de dos años, según explica el investigador del IAS que coordina esta iniciativa, Francisco Barro, y el pasado mes de marzo los integrantes de la misma mantuvieron una reunión inicial en la que se establecieron ocho grupos de trabajo.

Según Barro, el trigo «no es un cultivo cualquiera. Esto queda claro con las crisis alimentarias que se han producido a lo largo de la historia por caídas en las producciones de trigo debidas a factores como una excesiva dependencia exterior o unas malas cosechas». No en vano, este investigador resalta lo que el trigo representa en la lucha contra la pobreza y el hambre en el mundo por sus propiedades nutricionales, subrayando que en la cuenca mediterránea el trigo representa un 20% de las calorías consumidas por los humanos y se estima que la demanda mundial de este cultivo aumentará un 60% en el año 2050. Asimismo, la comunidad científica se enfrenta a retos complejos como tratar de «incrementar la producción y la calidad o cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030, minimizando el impacto ambiental de este cultivo», afirma este investigador.

Entre los objetivos de este proyecto se encuentran crear una base de conocimientos para mejorar el rendimiento del trigo en las condiciones ambientales presentes y futuras; proponer enfoques adecuados para mejorar la calidad y el valor agregado de los productos alimenticios demandados por el consumidor final; o impulsar una red experimental de ensayos de campo en toda la geografía española.

En concreto, y en los aspectos de la Conexión ‘Trigo’ más directamente relacionados con el cambio climático, Antonio Barro indica que una de las líneas de trabajo es la búsquedad de variedades genéticas más adaptables, así como un manejo más sostenible de los recursos, sobre todo investigar para un uso más eficiente del agua y de los nutrientes. «Todo ello con el uso de nuevas tecnologías, como drones», que en el caso del trabajo de campo que se desarrollará en Códoba operarán en los invernaderos y fincas experimentales del IAS, IFAPA y de la UCO que forman parte de este proyecto.

Junto a la mejora genética y la agronomía sostenible, otras de las líneas de actuación son la adaptación del trigo a estreses bióticos y abióticos, y la mejora de la calidad del trigo y la salud, potenciando nuevos compuestos de alto valor añadido y considerando alergias e intolerancias alimentarias; «y se evaluará la percepción social del trigo y del gluten en España, así como la economía circular, revalorizando los residuos generados para producir combustibles de segunda generación», afirma.

A la espera de los resultados que den estas investigaciones durante este año y el 2025, ¿por dónde pasa el futuro del trigo cordobés en el contexto de cambio global, con temperaturas más altas y menos agua? Según Francisco Barro, una de las claves es la búsqueda de variedades más resilientes, «y aquí las variedades locales tienen mucho valor y tienen mucho que decir», a pesar de que su presencia y producción es aún baja en relación a otras varidades más comerciales y extendidas que podrían no ser viables a medio plazo. H