Enseñanzas de la Cumbre del Clima

Desde el día 30 del pasado mes de noviembre al 12 de este mes, Dubái acogió la última Cumbre de la ONU sobre Cambio Climático (la COP28), cuyas conclusiones y compromisos han sido vistos con buenos ojos por algunos sectores y gobiernos, mientras que otros han calificado de insuficientes las medidas acordadas para hacer frente a la emergencia climática. Por no mencionar las críticas de que haya sido precisamente en uno de los emiratos que conforman los Emiratos Árabes Unidos donde se haya celebrado este encuentro, país donde el petróleo es la principal fuente de ingresos y el componente esencial de su PIB.

A esta Cumbre asistieron personalmente tres cordobeses, entre ellos Rodrigo Blanca Quesada, sociólogo y miembro de Ecologistas en Acción Córdoba, que considera que la COP28, a pesar de la información y los datos que han facilitado los científicos y los compromisos legales internacionales prácticamente aceptados por la totalidad de los países del globo, «no ha sido suficiente para poner algo de freno y orden al descalabro al que nos dirigimos la humanidad».

Todo ello teniendo en cuenta que el eje central de esta cumbre de la ONU ha sido el primer proceso de revisión global del denominado Acuerdo de París, y su triple objetivo de limitar el aumento medio de la temperatura global a 2 grados centígrados respecto a los niveles preindustriales, redoblar esfuerzos para no superar la cota de aumento de 1,5 grados a final de este siglo y alcanzar la neutralidad climática en el 2050.

Sin embargo, y a juicio de Rodrigo Blanca, la COP28 ha finalizado «sin compromisos claros de poner fin a los combustibles fósiles, abriendo la puerta a falsas soluciones como la energía nuclear, el gas y los sistemas de captación de carbono, y sin los mecanismos financieros necesarios para afrontar la crisis climática de manera efectiva».

Ahora bien, ¿qué enseñanzas pueden extraerse de esta cumbre para la ciudad de Córdoba y sus responsables públicos? Teniendo en cuenta que esta COP28 ha confirmado que cada vez más las ciudades se identifican como un espacio clave para afrontar la emergencia climática, en un contexto en el que la población urbana no para de aumentar, al tiempo que Naciones Unidas estima que las ciudades representan entre el 60% y el 80% del consumo de energía, y el 75% de las emisiones de carbono. No en vano, desde 2015 las Cumbres del Clima incluyen una agenda específica de transformaciones y políticas públicas dirigidas a los grandes municipios.

A juicio de este miembro de Ecologistas en Acción Córdoba, «en cierto modo, si miramos a nivel local, lo que acontece no es muy diferente de lo que podemos encontrar en la COP28; ya que a pesar de que Córdoba es un lugar especialmente vulnerable, tanto por los meses de calor extremo como por la sequía, las administraciones no se están tomando lo suficientemente en serio los compromisos legales ni el cambio climático».

Entre otros ámbitos, en un sector clave como es la movilidad, Rodrigo Blanca apunta, a tenor de los debates celebrados en Dubái, la necesidad de que Córdoba cuente con un plan actualizado de Movilidad Urbana Sostenible, «mientras que pierde 13 millones de euros de los fondos Next Generation de la UE por proyectar dos parkings dentro del centro urbano, en contra de la dinámica de reducir el uso del vehículo privado, como lo está exigiendo también la Unión Europea basándose en principios de salud, bienestar de la población y cambio climático».

Otra de las cuestiones debatidas en esta cumbre que podrían aplicarse en Córdoba sería la mejora del arbolado urbano, que, según Ecologistas en Acción, no se está produciendo por la «falta de personal, mantenimiento y riego, que está dando lugar a una gran pérdida de árboles, con talas de árboles de gran porte como los de la Cuesta de la Pólvora o la avenida de Trassierra, en contra de la población cordobesa que ha promovido el Pacto por la Reforestación».

Y similares mejoras cabrían en el campo de la energía, «donde la ciudad y el Ayuntamiento carece de una estrategia seria de transición, de conseguir autonomía energética para edificios públicos y servicios clave, de electrificar el transporte urbano, de abordar la pobreza energética de la población, etcétera.»

En definitiva, y según la visión de este cordobés presente en la COP28, «andamos, en el mejor de los escenarios, dando pasos de tortuga cuando se necesitan saltos de gigante». Y es que, señala, el momento de actuar es ahora.