Investigación

Desarrollan 4.500 genotipos de olivar para lograr una variedad

Un empresario de Encinarejo, la UCO y el Ifapa trabajan en la creación de distintas plantas para climas diferentes | Hasta el momento solo se han registrado para seto las variedades arbosana, arbequina y koroneiki

Francisco J. Ramírez Corral muestra uno de los 4.500 genotipos que está desarrollando en su invernadero de Encinarejo.

Francisco J. Ramírez Corral muestra uno de los 4.500 genotipos que está desarrollando en su invernadero de Encinarejo. / CASAVI

El empresario de plantaciones de olivar de la entidad local autónoma de Encinarejo Francisco José Ramírez está trabajando, junto con la UCO y el Ifapa Alameda del Obispo, en la creación de una nueva variedad de olivo. Para ello, desde hace varios años está investigando en la mejora genética, a través de un proceso lento, tedioso pero al mismo tiempo apasionante, sobre todo, por la tipología de olivar que busca en las plantaciones que su empresa, Cordoplant, tiene en la zona regable de Encinarejo.

Comenta Ramírez que «si todo sale bien, nuestra intención es tener nuestra propia variedad de olivo para suministrarla a nuestros clientes». Apunta que hasta ahora solo se han registrado para seto tres variedades, la arbosana, arbequina y la koroneiki, y que el año pasado salieron dos variedades más, de la Universidad de Córdoba y el Ifapa Alameda del Obispo, en la que Cordoplant es uno de los cuatro viveros de Europa que solamente pueden producirlas, con lo que de esta manera se amplían las opciones varietales para el agricultor. Se trata de Sikitita 2, que se caracteriza por un bajo vigor, con un aceite más estable y es más temprana en recolectar (primeros de octubre). La otra es Martina, más vigorosa y de recolección también temprana. 

Señala Ramírez que hasta ahora el único inconveniente que tenía el agricultor era elegir un tipo de variedad poco estable, como la arbequina y arbosana, «y ahora buscamos superar las variedades que hay actualmente, tanto en enfermedades como en productividad, rendimientos grasos y maduración», ampliando de este modo la oferta actual, aptas para este sistema de cultivo, «ya que todas las variedades no se adaptan a todo tipo de terrenos y climas», aclara. 

Son 4.500 genotipos diferentes de variedades las que este productor está desarrollando en su invernadero, de las que gran parte se quedarán atrás y un centenar llegarán el periodo juvenil, de las que, al mismo tiempo, se evaluarán las características que buscan los agricultores. Concluye que «buscamos una variedad poco vigorosa, que no requiera tanta poda en un futuro, y en zonas frías, como en Toledo, buscamos también una más vigorosa». 

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