El presidente de Asaja Córdoba, Ignacio Fernández de Mesa, explica que la campaña de recolección del girasol se encuentra en la provincia de Córdoba en torno al 30% de su desarrollo y se está observando una disminución de la producción del 15% «debido a las nulas precipitaciones del mes de marzo, que han perjudicado a los cultivos de primavera de secano, viéndose disminuidas las producciones en comparación con la campaña pasada, cuando el girasol registró una subida del 50%».

De este modo, la Asociación de Jóvenes Agricultores ha detallado que, aunque los rendimientos de este año están siendo muy variables según las zonas, la media del cultivo se sitúa, aproximadamente, sobre 1.200 kilogramos por hectárea frente a los entre 1.400 y 1.600 kilogramos por hectárea de la campaña anterior.

Desde Asaja apuntan que el precio, en comparación con el arranque de la campaña pasada, está siendo más alto y el linoleico 9-2-44 ha cotizado en las primeras lonjas a 470 euros por tonelada, mientras que el alto oleico lo ha hecho a 485 euros por tonelada, llegando las cotizaciones a los 500 euros por tonelada en el comienzo de la campaña en la provincia, a diferencia del año pasado, cuando la campaña empezó en 325 euros por tonelada en el caso del linoleico 9-2-44.

Sin embargo, la organización agraria también advierte de que la superficie de girasol continúa reduciéndose año tras año, con una bajada del 2% en el 2021 y del 6% en el 2020, y una disminución consecutiva desde hace cinco años «debido a su escasa rentabilidad», explica Ignacio Fernández de Mesa.

En este sentido, precisa que la superficie de girasol actual es de 25.080 hectáreas en Córdoba, mientras que el año pasado era de 25.593 hectáreas y en el 2019 se situaba en 27.448 hectáreas, según los datos de la superficie PAC de la Junta de Andalucía de los tres últimos años.

El presidente de Asaja también subraya que esta situación «pone en peligro la continuidad del cultivo por el bajo valor de los ingresos en la venta de la cosecha», pues se encuentra por debajo de los costes de producción, que se sitúan en torno a los 555 euros por hectárea de acuerdo con los datos de la Junta de Andalucía.

Más investigación

En su opinión, uno de los inconvenientes del cultivo del girasol es que «las variedades son poco productivas en cuanto que son muy sensibles a las condiciones climáticas».

Por ello, considera que «la solución pasaría por lograr variedades más productivas y resistentes al estrés hídrico y de temperaturas, que soporten mejor las inclemencias del tiempo, a través de la investigación». Sin embargo, también apunta que en ocasiones «la industria prefiere traerlo importado del Mar Negro, para que no le afecte la oscilación de la producción».

Fernández de Mesa aclara que «la subida de precios es positiva para el agricultor, pero esto no quiere decir que sea un cultivo rentable», y consultado por los efectos de la desaparición de este cultivo en Córdoba, ha abundado en que «la pérdida supone una reducción de ingresos para los agricultores», que en algunos casos han buscado alternativas acudiendo a cultivos permanentes como el olivar y el almendro, y a veces también los cereales y la tierra de barbecho.