Opinión | La curiosa impertinente

Guapos y feos

De tanto repetir un bulo, la gente se lo cree aunque solo sea por agotamiento

Me encantan los hombres guapos, aunque no me creo que la cara sea el espejo del alma. Sin dudar, Sánchez es un hombre guapo, aunque a veces le traicionen los ojos, si no encendidos en sangre, sí cuajadillos de ira, y ya se sabe que la ira es mala consejera. Esta semana, después de su tan criticada o compadecida reflexión, ha salido a recorrer los medios afines, pues parece ser que muchos, por no decir todos los demás, con nombres y apellidos, coquetean con la máquina del fango que con su nuevo caudillaje democrático él va a erradicar. Algunos jueces también son erradicables o, al menos, demonizables por ver de convertirlos en irrelevantes. Sobre todo los que admiten procedimientos para esclarecer asuntos turbios que afectan a su entorno.

De tanto repetir un bulo, la gente se lo cree aunque solo sea por agotamiento -que sí, que sí, déjame en paz ya-, el bulo se vuelve creíble, y si los bulos están feos, igual de feo está atacarlos a fuerza de otros bulos interesados. Mientras, el fango crece, el y tú más crece, el tú empezaste antes arrasa y los insultos sin argumentos, que exacerban las pasiones extremas, y el odio lo es, no cesan.

Óscar Puente, que es un hombre indudablemente feo, acumula feas expresiones contra todo el que se le oponga a él y a su puto amo, que no le consiento yo que me incluya en tan oprobiosa esclavitud. Las personas libres, ministro, no tenemos amo, y menos, puto, que ya está bien de permitir a la supuesta progresía lo que no es más que un atavismo grosero, machista e ignominioso. Pues bien, el ministro ha cargado esta vez contra otro casi más feo que él, pero que representa al pueblo soberano de una nación respetabilísima y amiga. Sin pruebas, supongo, le ha acusado de ingerir sustancias, y se lo ha dicho a los jóvenes, con un paternalista ‘no hagáis como él que es muy malo’. Milei ha respondido, como hacen los populistas, con desprecio al político y a su dueño. Y aquí seguimos todos los demás, contemplando cómo nuestro gobierno extiende su plan de fraternidad universal, diplomacia inteligente y buenos sentimientos. Amén.

  • Profesora

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