Opinión | Hoy

La feria de las banalidades

Aquí estamos con nuestro nuevo libro en nuestro viejo estilo de siempre

Pues aquí estamos de saltimbanquis y feriantes, un año más, la tropa de escritores y poetas, en esta pantomima de nuestra Feria del Libro de este rincón del Imperio. Aquí estamos sacando lustre a nuestro ego, bien acicalado, de estreno cada día, viviendo la ensoñación de sentirnos el ombligo del mundo, con nuestro nuevo libro en nuestro viejo estilo de siempre, dulzón y rijoso a base de manido, mirándonos de reojo unos a otros, a ver quién vende más ejemplares, quién firma más libros y quién presenta más actos; peleando para que alguien asista a ellos, pero, eso sí, inaccesibles al desaliento, aunque llueva, aunque las sillas de la sala estén ocupadas por fantasmas convidados de piedra. ¡Qué sería de la Literatura sin cada uno de nosotros! Abajo, la soldadesca, que ni siquiera tiene un rincón en la caseta de firmas; en el Olimpo, los superiores, que ni siquiera se dignan mirar a la plebe, adornando su mediocridad de no saltar a las Américas. Alguno de los jefes de Madrid se rebaja a venir a provincias, por eso de que cualquier cepillo es bueno para la recova, y allá que va el público a conocer en vivo al vivales de la capital.

Aquí estamos aún sin haber aprendido a escribir, sólo a posar, obnubilados por nuestros mitos, con la misma prosa y la misma poesía que ellos, sin enterarnos de que han pasado cien años desde que nuestros bisabuelos escribieron como les dio la gana. Aquí aparecemos de nuevo, saludándonos, hablando por aquí y por allá del ausente, dándonos noticias de unos y otros, y clavándonos algún que otro rencor. Aquí estamos repitiendo las mismas artimañas, caretas y donaires de cada año, haciendo amiguetes sobre la marcha, garabateando dedicatorias con Caligrafía surrealista, a ver si embadurnamos nuestra banalidad con algo de dignidad y de literatura.

*Escritor

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