Todo ha cambiado en poco más de un mes para la agricultura. Si en noviembre todo fueron grandes expectativas para los cultivos cordobeses, la incertidumbre ha llegado ahora a la provincia tras las escasas lluvias de diciembre y enero. Los agricultores miran al futuro de las explotaciones con preocupación. «Hace falta que llueva y cuanto más mejor», afirma Miguel Cobos, secretario provincial de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA). La opinión es coincidente con la del presidente de Asaja, Ignacio Fernández de Mesa, y la secretaria provincial de COAG, Carmen Quintero. Esa falta de agua está afectando ya a cultivos como los cereales que se sembraron más tarde, pero también al olivar, que está recogiendo la aceituna arrugada en algunas explotaciones. Además, los ajos ya han necesitado de riegos para asegurar su viabilidad. «Prácticamente llevamos más de un mes sin agua y en otoño no llovió tanto en Córdoba», indica Cobos, que advierte del bajo nivel de los embalses a estas alturas del año. «Las dotaciones de riego se pueden ver afectadas pronto con reducciones», asegura.

El presidente de Asaja espera que este año no se produzcan restricciones en los regadíos. Con relación a los cultivos, Ignacio Fernández de Mesa afirma que el cereal que ya está nacido ha recibido ya abono, aunque requiere agua. «Estamos en un periodo problemático para garantizar los cultivos si no llueve pronto», añade. Mejor es la situación en la dehesa, donde la hierba ha crecido y la montanera se está desarrollando en buenas condiciones, explica Fernández de Mesa.

Por su parte, la secretaria provincial de COAG, Carmen Quintero, piensa que las restricciones en el riego pueden llegar si no llueve. «Esta situación afectará a cultivos como el algodón, la remolacha o el maíz», señala Quintero. «Los olivos y los cítricos también se verán afectados por la falta de agua en la próxima campaña, por lo que puede haber una ruina en el sector agrario», puntualiza.

Y es que si la regulación general se encuentra en situación de prealerta, otros sistemas de la cuenca del Guadalquivir están aún en peores condiciones. Así, el sistema de Sierra Boyera está en alerta, es decir, la Confederación Hidrográfica prevé que las dotaciones no se puedan completar como si fuera un año normal en la próxima campaña. En situación de normalidad se sitúan Guadalmellato, Bembézar-Retortillo y Martín Gonzalo. Más complicado lo tienen en los sistemas de Salado de Morón (Sevilla) y Quentar-Canales (Granada), que se encuentran en estado de emergencia por los bajos niveles de agua que tienen almacenados.