Mariano Ozores, un icono de la comedia española en los años noventa, popularizó un atropellado lenguaje indescifrable que encriptaba un contenido del que pretendía dejar al personal a dos velas. Con el tiempo descubrimos que el bueno de Ozores acabó por sentar escuela entre algunos políticos, de tal forma que cuando quieren decir algo que se quede lejos del alcance de los ciudadanos apelan a un vocabulario que sólo descifrarían tecnócratas y logopedas aventajados. Ayer, sin ir más lejos, el Gobierno aprobó la Ley de «Desindexación», que permite tocas rentas, tasas y y precios sin depender del IPC. Desindexados estamos.H