Tras cuatro ediciones sin celebrarse, Montilla disfrutó el pasado 4 de septiembre, de la mano de la Banda de Música Pascual Marquina, de una selección de los mejores pasodobles interpretados en directo, "una de las formas musicales más arraigadas en nuestra tierra y que más identifican nuestra cultura".

Vino y música se dieron la mano en la Noche del Pasodoble , un acto que hizo posible que volvieran a sonar los acordes de Solera Fina y Amontillado Fino , que el insigne músico Pascual Marquina dedicó "al muy noble y simpático pueblo de Montilla", entre 1928 y 1929, y que se han convertido en un himno hacia los afamados vinos de la zona.