La factoría Marvel va a tener que abrir una nueva franquicia inspirada en un rumano que juega a orillas del Guadalquivir. Un futbolista que cuando está bien --o incluso no tan bien-- no necesita que su equipo juegue, tenga el balón, le surta de balones y le aclare o fabrique la antesala para su llegada estelar, no. Florin Andone apareció anoche en tres ocasiones sobre el césped de San Mamés: en la primera, anduvo más listo que los pipiolos rojiblancos y adelantó en el marcador a su equipo tras un arranque preocupante. En la segunda no logró culminar una contra llevada por él mismo, él solo. Y en la tercera provocó un penalti --para los de las conspiraciones arbitrales-- que no vio el colegiado pero sí el línea, a 30 metros. De esta manera rescató a su equipo de todos los golpes que había recibido en el reciente pasado y de las consecuentes dudas con las que llegó a Bilbao. Dudas que no parecen del todo resueltas, a pesar del resultado.

Porque el Córdoba saltó al terreno de juego incluso variando el dibujo, sabedor de que con eso con lo que está hasta ahora igual no le llega. Hay que reconocerle a Oltra el intento. Situó una línea de tres centrales, con Stanke, Rodas y Deivid; dos carrileros, Pedro Ríos y Abel Moreno; dos medios de contención, Luso y Eddy, con Carlos Caballero por delante de éstos, se entiende que con la intención de mirar siempre a Xisco y Florin. La idea inicial debía ir encaminada a tener profundidad por bandas, generar algo de fútbol y olvidar por momentos los balonazos sin ton ni son. Una suerte de 1-3-4-1-2 que no funcionó. No hubo presencia por bandas en campo rival, a Caballero apenas se le vio y el doble pivote anduvo irregular: fases de encuentro, las más, con el trasero en la corona del área, y otras con unos metros más por delante pero sin capacidad para recuperar balón. Porque el balón fue del Bilbao Athletic, un equipo que lo quiere, que combina con él, que tiene idea clara de cómo llegar al área rival, pero una vez allí se convierte en 'Candy Candy'.

Así, el partido --que siempre fue de un bajo nivel-- empezó con mejor puesta en escena de los locales, con Vesga repartiendo juego y Aketxe, Etxeberría o Iriondo generando problemas. El Córdoba no parecía tener capacidad de recuperación de balón salvo en el área propia, fruto de la bisoñez del adversario, pero no lograba nunca una salida limpia, con lo que la continuidad y fluidez eran de los rojiblancos, que logró alguna llegada a través de Aketxe (4'), Gil tras una falta (9') y sobre todo Iriondo (12'). Vistos los problemas de los suyos, el superhéroe se puso el antifaz y aún con el uniforme sin poner remató de tacón un balón llegado al área tras un saque de esquina. El balón le dio en el muslo de la pierna izquierda, con lo que quedó entre los defensas y el propio pichichi blanquiverde, que volvió a empujar con el pie izquierdo ante un sorprendido Remiro.

Llegaron tras el gol unos minutos blanquiverdes que, si no eran buenos, al menos transmitían algo de seguridad, aunque más bien se debía a que los pupilos de Ziganda acusaron el golpe. El Córdoba, sin embargo, no lo tradujo ni tan siquiera en ocasiones, salvo una llegada de Florin (cómo no) que acabó con un disparo interceptado de Xisco. Volvió, por tanto, a despertar el Bilbao Athletic ante las facilidades ofrecidas por los de Oltra e Iriondo abrió la espita en el minuto 29, cuando se fue de Ríos, de Stankevicius y hasta de Razak para obligar a Deivid a despejar con apuros. Poco después era Unai López el que probaba desde la frontal y obligaba a Razak a emplearse a fondo, en dos tiempos. Y justo al borde del descanso, Aketxe lanzó un zurdazo que se estrelló en el palo derecho de la portería del ghanés. Al descanso, el fútbol y las ocasiones las había puesto el equipo de Ziganda, que se iba por detrás en el marcador gracias al rescatador Florin Andone.

Oltra movió el banquillo en el descanso y dio entrada a Fidel por Xisco, mientras que Ziganda introdujo a Villalibre por Guarrotxena. Pero ya desde el inicio de ese segundo acto se comprobó que los teóricos carrileros se transformaron en laterales, pasando el Córdoba a defender con cinco. Tampoco le puso en excesivos aprietos el Bilbao Athletic, que veía morir en el área todos los intentos para equilibrar la contienda en el marcador. Y antes de que los rojiblancos resurgieran, nueva aparición del superhéroe, ya con el uniforme completo, capa incluida. Un penalti de Iriondo sobre Florin fue señalado por el asistente de banda y transformado por Fidel, lo que dejó la contienda para sentencia. Teóricamente. Porque los 'katxorros' pegaron el arreón final en ese último cuarto de hora, ya fatídico para el Córdoba. Una volea de Yeray tras un córner ponía un nudo en la garganta y poco después, un remate a bocajarro de Santamaría, al que respondió Razak con una parada de balonmano, confirmaba los peores presagios. Al filo del 90, Aketxe lanzaba un zurdazo que se colaba en la portería de Razak y aún tuvo dos opciones más el conjunto local, por medio de Vesga y de Exteberría, de cabeza.

El Córdoba lograba la segunda victoria de la segunda vuelta ante el vicecolista de la competición y el equipo menos goleador de la categoría, que demostró ante los blanquiverdes sus virtudes y sus defectos. El equipo de Oltra también confirmó los suyos, pero en San Mamés acudió al rescate su superhéroe particular, con uniforme completo, capa y antifaz incluidos. Y ya se sabe que una buena capa todo lo tapa. O casi.