El Córdoba regresa a puestos de play-off siete jornadas después de haberlos abandonado. Es cierto que habrá que esperar a los resultados de hoy, pero el equipo de Oltra vuelve a meterse en el fregado tras su triunfo en Anduva. Una victoria que llegó de una manera más relajada de lo que se podía esperar. Primero, porque igual las palabras de Terrazas en la previa eran huecas y los suyos están pensando más en la playa que otra cosa, ya que apenas aparecieron durante 20 minutos de la primera mitad. Segundo, porque el movimiento del técnico blanquiverde tras el descanso terminó de decantar el duelo y, tercero, porque fruto de ese statu quo que pareció establecerse tras el paso por las duchas los visitantes anotaron hasta por medio de un defensa -por primera vez en toda la temporada- y por un gol en propia puerta. Baste decir que también por primera vez en toda la temporada el Córdoba no vio ninguna amarilla y que Razak, por ejemplo, apenas vio el balón en los segundos 45 minutos. Tampoco tuvo mucho trabajo en los primeros, pero al menos sí se le pudo ver. En cualquier caso, algo de lo ocurrido en la segunda parte tuvo que ver con ese movimiento de Oltra, introduciendo a Víctor Pérez por Xisco, lo que dio una pausa a los visitantes y provocó que el serbio mostrara no pocas de sus habilidades, desaprovechadas durante gran parte de la temporada. Sea como sea, el Córdoba se ha puesto en distancia para pelear un puesto de las eliminatorias en estas dos últimas jornadas de una manera tranquila, en un partido casi sin faltas (el rival hizo cinco, por ejemplo) y, por lo tanto, por una vía mucho más sosegada de lo que se podía esperar en un principio, algo que, de todas maneras, se agradece. Sobre todo pensando en las dos jornadas de infarto que esperan.

Oltra tuvo que alinear a la pareja Bijimine-Gálvez ante la ausencia de Rodas, al que Competición no le quitó la amarilla vista ante el Elche. Y la puesta en escena del equipo fue mejor que la del rival. Durante ese primer cuarto de hora el Córdoba estuvo mejor que el Mirandés y ya pudo abrir el marcador en una galopada de Florin Andone al que Sangalli molestó lo justo para que no pudiera batir a Raúl. Siete minutos después, en el 11, Pedro Ríos dejaba un balón paralelo a la línea de gol que no encontró rematador. A partir de ahí, el Mirandés apareció, al menos en lo que a juego se refiere. Otra cosa fue el remate, porque en los metros finales apenas hubo nada, pero en los anteriores, los rojillos superaban a los blanquiverdes a base de triangulaciones y aprovechando una plaza de toros que dejaba la línea de medios delante de la defensiva. Néstor Salinas aparecía en esa zona una y otra vez, abriendo a una banda, a otra o disparando a puerta, aunque siempre con poca fortuna. Lo siguió intentando el Mirandés por medio del propio Salinas (min. 19) o Abdón Prats (min. 29), pero siempre con la misma inocencia en los últimos metros. Con una excepción: un disparo de Eguaras (min. 33) que tuvo que despejar Razak a saque de esquina. Ahí se acabó el equipo de Terrazas y volvió a aparecer el Córdoba. Primero, con un centro de Markovic que remató Florin muy desviado y después con otro cabezazo de Luso, con todo a favor para abrir el marcador, al que respondió formidablemente Raúl (min. 45).

El Córdoba necesitaba el triunfo y se iba al descanso con la mitad del trabajo hecho, aunque con la preocupación de que le permitía demasiado al rival, aunque éste no lo aprovechara del todo.

Y Oltra lo arregló. Introdujo a Víctor Pérez, que no jugaba desde hacía tres meses y adelantó a Markovic. El partido dio un giro copernicano, ya que sólo hubo un equipo en el campo y fue el blanquiverde. El juego y las ocasiones se sucedían. No tenía mucho que elaborar el Córdoba, sólo dar un punto de pausa en el mediocampo y conectar con las bandas o la delantera por la vía directa. Y el partido se fue decantando a favor del Córdoba ante la dimisión del rival.

Markovic dio una asistencia espectacular a Florin Andone, que volvió a toparse con Raúl y siete minutos después llegaba el primer gol cordobesista, a cargo de Fidel. El onubense recibió dentro del área, se perfiló a su pierna buena y lanzó un disparo ajustado al palo al que no llegó el portero rojillo.

En realidad, ahí se acabó el encuentro, porque el Mirandés desapareció por completo... Si no lo había hecho antes.

El Córdoba jugó a placer, ya que los ataques locales morían siempre en línea de tres cuartos. Se recuperaba con facilidad el balón y se llegaba aún con más facilidad a los dominios de Raúl.

Pero en esa última media hora no necesitó el equipo de Oltra acumular excesivas ocasiones. Apenas una llegada de Cisma que no tuvo remate y el tercer topetazo de Florin Andone con el portero rojillo. Poco después de éste, y a balón parado, llegaría el tanto de la tranquilidad para el conjunto blanquiverde. Un saque de esquina era tocado levemente de cabeza por Néstor Salinas para que el balón llegara al segundo palo, en donde Cisma, completamente solo y sin necesidad tan siquiera de saltar, empujaba el balón a la red rojilla. No sólo era el segundo gol del Córdoba, que aseguraba su vuelta a los play-off, sino que también era el primer tanto de un defensa blanquiverde en toda la temporada.

Tras un disparo de Markovic con el que no se dejó sorprender Raúl llegaría el tercer tanto visitante. De Tomás había entrado dos minutos antes sustituyendo a un frustrado Florin Andone. Y el madrileño, en una falta directa, iba a por el tanto. Pero Kijera tocó con el brazo la trayectoria del esférico, lo que dejó a Raúl en mantillas.

Se consumaba el triunfo blanquiverde con una inusitada placidez para lo que se podía esperar en la previa y el regreso a los puestos de play-off de un Córdoba que se mete de lleno en la pelea por una plaza. Son Moix y El Arcángel decidirán finalmente, aunque Mallorca y Almería, vistos los objetivos que persiguen, asegurarán la taquicardia de más de uno.