Estadio: El Arcángel. Asistencia: Unos 17.000 espectadores, con presencia azulona. Terreno de juego: Regular

CÓRDOBA: (13) Saizar, (33) Campabadal, (12) Iñigo López, (3) Crespo, (35) Fede Vico, (20) Zuculini, (5) Ekeng, (18) Borja García, (10) Fede Cartabia, (24) Bebé y (14) Ghilas. Cambios: (28) Florin Andone por Fede Cartabia en el 57', (16) Fidel por Bebé en el 75' y (7) Rossi por Borja García en el 80'.

GETAFE: (25) Guaita, (2) Alexis, (5) Naldo, (4) Velázquez, (18) Escudero, (8) Lacen, (22) Juan Rodríguez, (14) Pedro León, (17) Diego Castro, (10) Sarabia y (9) Alvaro Vázquez. Cambios: (23) Fredy Hinestroza por Pedro León en el 70', (11) Yoda por Lacen en el 80' y (15) Babá por Velázquez en el 85'.

LOS GOLES

1-0 (73') Gran jugada de Fidel con asistencia a Florin, que pelea entre los centrales llevándose el balón y fusilando a Guaita.

1-1 (87') Jugada visitante con centro de Sarabia que intenta interceptar Fede Vico, alojando el balón en la red.

1-2 (91') Saque de esquina de Sarabia que remata de cabeza, sin oposición, Juan Rodríguez.

EL ARBITRO

Alvarez Izquierdo (C. Catalán). Amonestó a los locales Fede Cartabia (20'), Florin Andone (73') e Iñigo López (84') y a los visitantes Alexis (62') y Naldo (84').

LA CRÓNICA

Un gol en propia puerta y tras fallo defensivo y otro a balón parado. Ambos en apenas cinco minutos, los últimos del encuentro. El Córdoba resumió su temporada en esos cinco minutos, mientras que los 85 restantes intentó luchar, más con corazón y actitud que con ideas y cabeza, contra su destino y contra lo que había sido desde el pasado agosto, cuando el arranque de un ilusionante regreso a Primera tras 42 años de ausencia se veía como un sueño y como un reto. El sueño tornó pronto en pesadilla porque, simplemente, el reto no existió. No tuvo el conjunto blanquiverde herramientas con las que enfrentarse a él y pareció a algunos en aquel momento de deslumbramiento que con visitar el palacio era suficiente, a pesar de presentarse ante los sangre azul del fútbol en pijama de andar por casa y babuchas. El protocolo de Primera ha ido dejando al visitante donde le corresponde: en la puerta de la calle que manda al edificio del servicio, Segunda División.

Y eso que la mayoría de los que saltaron al césped de El Arcángel, anoche, eran conscientes de la final que se jugaba. El Córdoba salió con todo corazón y actitud, aunque poco más. Djukic tuvo que reordenar en el descanso la idea de lo que intentaba ser en ese primer acto un 1-4-3-3, con Zuculini por delante de la defensa, Ekeng por derecha y Borja por izquierda, con lo que las diagonales de Ghilas desde la zurda dejaban todo el carril para un Fede Vico que fue el mejor de los suyos, aunque el destino le tenía reservado un golpe cruel.

En ese primer tiempo el Córdoba estuvo más desorganizado que su rival, que lo aprovechó en la primera media hora para acumular llegadas y ocasiones, algunas de ellas provocadas por el nerviosismo de Saizar y otras porque algunos de sus compañeros, simplemente, no llegan al nivel. Así, Juan Rodríguez, Diego Castro, Alvaro Vázquez, Pedro León y de nuevo Juan Rodríguez pusieron un nudo en la garganta en ese primer tercio de encuentro, mientras que los blanquiverdes sumaban un par de llegadas claras gracias al empuje y a la consciencia, algunos, de lo que se jugaba el equipo. Ghilas provocó un saque de esquina, Borja García servía a la espalda de la defensa azulona al francoargelino, que cruzaba demasiado el esférico y, de nuevo Ghilas, que con todo a favor para fusilar a Guaita solo le quedó resuello para tocar con la puntita el balón, que se marchó mansamente por el fondo del campo.

En el último cuarto de hora de ese primer acto, el duelo continuaba igualado, aunque el Córdoba lograba mantener el balón controlado en campo rival, lo que transmitió la sensación de dominio, sobre todo por la irrupción de Fede Vico. Sin embargo, en esos 15 minutos el único que pudo mirar a Guaita de cerca fue Campabadal. Sintomático, al igual que el gesto de Djukic a Cartabia en el minuto 43 después de que Alvarez Izquierdo perdonara la segunda amarilla al argentino. El serbio se llevó los dedos índices a las sienes. Pero cabeza, lo que se dice cabeza, no es un rasgo destacado en este Córdoba 2014/15, por lo que pedírsela a quien llegó el pasado verano como la estrella a la que seguir su estela, menos.

Lo que al menos tranquilizó los ánimos fue que el Getafe no llegó tan claramente en ese último cuarto como lo hizo en la primera media hora. Con un equilibrio generalizado, incluso en el marcador, terminó ese primer acto que le vino mejor al Córdoba, cuyo técnico tuvo que repetir conceptos nada claros.

El Córdoba salió desordenado y con nervios, lo que aprovechó el Getafe para sumar varias ocasiones; paulatinamente, el encuentro fue igualándose y Ghilas pudo abrir el marcador

Los locales empujaban y la entrada de Florin dio resultado con el tercer tanto del rumano; luego, el Córdoba cometió los mismos errores que le han llevado a las puertas de Segunda

Tras repetir ideas que no estaban precisamente fijas en las cabezas, Djukic insistió con su esquema en la segunda mitad y el primer cuarto fue aún más flojo que el último de la primera parte. De ahí que se decidiera por intentar reactivar con la entrada de Florin Andone. Y el rumano, por sí solo, logró calentar el partido. Los blanquiverdes tiraron de la última reserva de corazón y energía que les quedaba para vivir su mejor momento del choque. Ghilas remataba una falta botada por un desaparecido Bebé, Florin Andone se aprovechaba de la indecisión de Naldo y Velázquez para plantarse solo ante Guaita, que llegó antes que el rumano y Zuculini servía en largo a Ghilas, que se topó con el lateral de la red.

La grada veía un atisbo de esperanza y empujaba a los suyos. El ánimo se transformó en rugido cuando Florin Andone aprovechaba una gran jugada con asistencia de Fidel para fusilar al portero azulón y el milagro, la prueba de vida estaba servida en bandeja. Quizá con poca calidad, menos idea y un punto de suerte, pero el corazón y la entrega de algunos de los de blanco y verde tuvo su premio. Fue momentáneo. Los locales volvieron a adolecer de lo de siempre: incapacidad para tener el control del partido, bajar el ritmo del mismo, jugar al otro fútbol , reducir los errores defensivos a cero y evitar en todo lo posible las jugadas de estrategia, que han sido un suplicio toda la temporada. Nada de eso se hizo.

El ritmo fue el que le interesó al Getafe. Para colmo, la energía se había disipado por completo. Ya no quedaba ni corazón. El primer error defensivo rozó el disgusto y el segundo, a cargo de Vico, costó un gol. Para terminar de condensar a este Córdoba de la 2014/15 en cinco minutos, los de Djukic volvieron a encajar a balón parado, tras rematar Juan Rodríguez un córner de Sarabia.

El drama se hizo presente y a este Córdoba solo le quedan ya las matemáticas, que dicen que sigue siendo de Primera. Pero la realidad del fútbol pide un minuto de silencio por él y su efímero sueño.