Que Dani Pedrosa lleva tiempo teniendo serios problemas en sus brazos, especialmente el derecho, es algo sabido desde hace tiempo. De ahí que se operase el pasado año del conocido síndrome compartimental, tras el gran premio de Jérez. Pero que Dani Pedrosa estuviese meditando parar, bajarse de la moto y no volver a subirse a ella hasta que encontrase una solución médica, con o sin una nueva intervención, como anunció en Catar, es algo que los miembros del equipo Repsol-Honda desconocían. Todos los componentes del team campeón afirmaron ser conscientes del viacrucis vivido en el último año y medio por el piloto español. Pero todos se sorprendieron del anuncio. Es más, muchos están convencidos que Pedrosa cogerá un avión, la próxima semana, rumbo a Austin (EEUU), para tomar parte en el segundo GP de la temporada.

"Yo no he dicho que me vaya a retirar. No lo he dicho jamás. Ni lo pienso", dijo anoche Pedrosa al regresar de Catar vía Suiza. En efecto, lo que ha pedido Pedrosa, y Honda se lo concede, es tiempo para buscar soluciones a su problema. Hablan de otra consulta con un especialista norteamericano. "Yo estuve muchos años con él --explicaba ayer un antiguo mecánico de Pedrosa en el hotel Retaj Al Rayyan de Doha