El pintor belalcazareño Damián Flores Llanos inauguró anoche en el Museo Etnológico de Hinojosa del Duque la exposición El sol de la infancia . La muestra, que permanecerá abierta hasta el próximo día 18, reúne una treintena de óleos en pequeño formato en la que recrea los paisajes que le marcaron en la niñez. Paisajes de Belalcázar, Hinojosa y su entorno que a la luz del recuerdo adquieren una fuerza y un colorido especial. "Es una exposición curiosa --manifiesta--. A la hora de pintar, los colores me salían solos. Hay una referencia sentimental muy grande que, para mí, la hace diferente a otras exposiciones. Uno no deja de pintar la infancia". El sol de la infancia es una exposición singular también porque su especialidad es la pintura arquitectónica, a la que ha dedicado más del 90 por ciento de su producción. Y es, además, su primera muestra individual en Los Pedroches, de donde salió en su juventud primero hacia Sevilla y luego a Madrid, donde se licenció en Bellas Artes.

La muestra parte de dos cuadros que le marcaron, Belalcázar en 1984 y Las monjas en 1984 , cuadros que pintó al natural en su época de estudiante. A partir de ahí, ante la imposibilidad de pintarlos al natural, fotografió numerosos paisajes que recupera ahora. Estos paisajes, aparte de la enorme carga emotiva que arrastran, le han servido para indagar en la abstracción. "Dentro de los géneros pictóricos --afirma--, el paisaje es el que ofrece más campo para cultivar la abstracción, tiene elementos abstractos muy gozosos de pintar, lo que ha sido un acicate más a la hora de trabajar".