Después de ser una gran seguidora del género negro, la escritora Juana Salabert se introduce en la novela policíaca con La regla de oro , su última obra, que ayer presentó en la delegación territorial de Educación, Cultura y Deporte de Córdoba, dentro del ciclo Letras Capitales del Centro Andaluz de las Letras, con la asistencia del delegado, Francisco Alcalde. Sin abandonar sus "otras novelas", Salabert decidió enfrentarse "al reto" de adentrase en este género alimentada por la "indignación" que sentía ante la crisis económica que se sufre, las consecuencias de ella y otros temas "muy punzantes". "No es una novela de denuncia, yo hago literatura, y aquí hablo de la codicia desmedida y el afán de lucro", aseguró Salabert, que sitúa la acción del relato en la Navidad española del 2012, "cuando se eliminó la paga extraordinaria de los funcionarios, se querían privatizar centros sanitarios y había mareas y manifestaciones constantes", dijo. "Yo quería reflejar esta situación", señaló la escritora, que fue presentada por la periodista María José Martínez.

La regla del oro comienza con la aparición de un joyero degollado con un mensaje cosido al pecho. Un joyero que se dedicaba a la compra venta de oro a las familias asfixiadas por la crisis y que es el tercer muerto en muy poco tiempo. "Un día, en el cruce de mi casa, un señor me ofreció una publicidad que decía: compro oro, máximo precio garantizado", explicó Salabert, que pensó que esta "era la imagen misma de la crisis". "Me vino a la cabeza cómo, cuando alguien pierde su empleo o tiene problemas para pagar el alquiler, recurre a rebuscar en los cajones, desprendiéndose de cosas de las que su valor económico no es lo más importante", continuó la escritora, que, a partir de ahí, construyó un argumento y unos personajes, entre ellos el inspector Alarde, "muy joven, universitario y sensible", explicó la autora, que dedica esta novela a "dos amigas": Luisa Fernanda Garrido y a Ana María Matute.