Centenares de fans de los Rolling Stones salieron a las frías calles de Londres para ser los primeros en hacerse con una copia de Blue & Lonesome, el primer disco de estudio de sus Satánicas Majestades en más de una década que salió ayer a la venta. A primera hora de la mañana, centenares de personas hacían cola en las entradas de las tiendas de discos más populares de la ciudad, entre ellas, Sounds of the Universe, donde el grupo ensayó en 1962, cuando empezó a dar sus primeros conciertos.

Los admiradores de la banda querían ser los primeros en obtener la nueva obra del cantante Mick Jagger, el guitarrista Keith Richards, el bajista Ronnie Wood y el batería Charlie Watts. No obstante, algunos de los que esperaban pacientemente bajo los grandes labios y lengua --mítico logo del grupo-- que recubrían todo el edificio, desconocían que solían practicar en ese espacio antes de sus actuaciones, pues en aquella época el negocio era un bar. A las ocho de la mañana las letras de record (disco), que coronaban la puerta de la pequeña tienda en el corazón de Soho, se iluminaron y, en la fila, compuesta por gente de distintas generaciones cubierta de abrigos, guantes y gorros, se oyó un murmuro de excitación.

Según señala The Guardian, el disco destila un «sonido atractivo, visceral y vivo», en el que destaca la «poderosa voz» de Jagger, al tiempo que remarca las «fantásticas contribuciones» de Keith Richards y Ronnie Woord en canciones como Hate To See You Go.

Es un trabajo «más que aceptable, que no es algo que se pueda decir de muchos de los álbumes de los Stones de los últimos 30 años», apunta también ese periódico, al considerar que ellos suenan «más crudos y vibrantes» de lo que lo han hecho en mucho tiempo. El proceso de grabación apenas les llevó tres días en los londinenses British Grove Studios.