El volumen VI de las obras completas de María Zambrano es una pequeña joya de mil seiscientas páginas. Posee dos cintas de lectura, una si empiezas por delante y la segunda para mí, que siempre leo un libro desde el final.

El volumen VI de las obras completas de María Zambrano está coordinado, como todos los demás, por Jesús Moreno Sanz. Quien conozca a Jesús y haya tenido la fortuna de tomarse más de un whisky con la Zambrano podrá sacar sus propias consecuencias.

Escritos biográficos, Delirios y poemas, Delirio y destino son el contenido de esta obra. Una perla vestida de etiqueta.

Orwell, en la primera mitad del siglo XX, definió a la crítica literaria como un complejo de corrupción e interés. Nada más y nada menos. No se hace crítica verdadera, todo es beneficio para la complacencia. Todo cuanto se escribe es falsa vanagloria.

María Zambrano era una mujer directa, si tenía que recriminar algún acto, comentario o lectura, lo hacía sin complejos. Y el respeto a su palabra, el mismo que ella le profesaba, era digno de admiración.

Es curioso, en estos días inciertos, que el mejor de los poemas de la Zambrano sea uno que se titula A Cataluña . Curioso y sorprendente.

Mientras leo el último libro de Javier Cercas se vienen a la cabeza las palabras de Orwell, las cuestiones que, en interrogatorio, efectuaba María Zambrano, y la propia lectura de las reseñas literarias de algún suplemento cultural.

Todo es mentira, nada es lo que parece ser. Y si se cree lo que dicen de su obra, pues eso, créalo, es mentira.

Sigo leyendo los poemas de Whitman traducidos por Eduardo Moga y El arte de la ficción , de Edith Wharton.