Hay obras rozadas por una magia incandescente, libros donde armonizan mansamente la voz narrativa y la estructura argumental.

Es el caso de la novela La espina del gato, una obra emotiva, intensa, seductora, que ha dado a la luz la Editorial Berenice. La autora del libro, Yolanda Regidor, seduce al lector desde el primer instante ofreciendo una historia enorme, luminosa, que transcurre en Madrid durante los años de la guerra.

Estamos, sin duda, ante una obra apasionante, donde la ética y la estética se anudan de un modo genuino: «El día que se me clavó la espina estaba con papá y cayeron bombas», escribe en la página 125. Y más adelante añade: «Era octubre cuando llovió pan». Entre ambas lluvias, la lúgubre y la blanca, discurre una historia mágica, hermosísima, que nos deja en la sangre un pellizco de piedad, un deslumbramiento que ensancha el corazón.