Hay ocasiones en que las segundas partes no desmerecen a las primeras. El segundo volumen de la poesía completa del poeta ya desaparecido Javier Egea en la editorial Bartleby nos deja, como modo de apertura, cuarenta y cinco poemas no incluidos en libro alguno, no reunidos juntos con anterioridad. Poemas de muy diversa extensión y signo, siempre bajo la modulación de la voz egeniana, que traza un itinerario desde los poemas inéditos hasta otros más representativos y conocidos de la poesía de este autor granadino. En este primer momento permite descubrir esos poemas que andaban desperdigados, los matices, las variantes, los acabados, y corroborar que estamos ya ante una voz que concede mucha importancia a la parte técnica del poema, pero que no por ello renuncia o descuida la parte creativa.

Egea no era ajeno a su mundo, y la parte social y política encuentra cierto reflejo en algunos de los poemas --generalmente en forma de romances-- que aquí se compilan, y que, curiosamente, parecen mantener una extraña actualidad. Era capaz de sacar la poesía a la calle demostrando una soltura y una agudeza crítica fuera de lo común a la hora de tratar las cuestiones más dispares. Lo colectivo halla reflejo en mucho de estos textos, sin renunciar a lo particular, a veces como modo de aproximación hacia lo general. Conocedor de la tradición y de las voces que han marcado la poesía en español (Glosas a Garcilaso ), la propuesta de Egea adquiere una claridad y contundencia, una coherencia, no muy habituales en esa relación entre fondo y forma, manejándose con el romance y el soneto con soltura y fluidez, así como en alejandrinos o como en otro tipo de metros clásicos, y en no pocas ocasiones rindiendo su particular homenaje a autores como Gil de Biedma, Juan Ramón Jiménez, Alberti, Hernández, etc. Tras la parte de Obra dispersa , iremos encontrando la poesía por años, y ello nos permite reconocer una voz que va creciendo. Dicha cronología va desde el Egea primero (años 70), cuando aún la voz sale a buscarse y ya aflora una madurez insospechada, pasando por un momento clave en su escritura y proceso reflexivo, que llevará a dar un giro ya irreversible (años 80) y que mostrará la solidez de esta voz en plenitud de facultades, hasta llegar a los 90, donde hallamos al poeta alejado de lo público, aunque persistiendo en su escritura, quizás dominado por cierto desencanto, y en la que el amor se revela como el fin último. Este universo que Egea nos trae, libre de retórica y de adjetivaciones superfluas, consigue dejarnos algunos momentos de intensidad poética, de pleno acierto. Momentos que nos reconcilian con la poesía, con la complejidad de los matices de una voz cuya entrega dio como resultado estos dos volúmenes, y que nos permite ir deteniéndonos en cada uno de esos momentos cruciales en dicha trayectoria, y corroborar a Egea alcanzando una madurez estética, un lugar en la poesía española.

'Poesía completa (Volumen II). Obra dispersa e inédita'. Autor: Javier Egea. Edita: Bartleby Editores. Madrid, 2012