Un joven de 22 años ha sido condenado a dos años de cárcel porque las huellas tomadas por la Policía han revelado que robó casi 550 euros de la caja registradora de un bar y se llevó un jamón, queso y bebidas alcohólicas.

La magistrada del juzgado de lo Penal número 4 de Córdoba ha condenado al joven, que ya había sido encausado por un delito de robo, porque, aunque el chico excusó la presencia de sus huellas en la máquina registradora de la que se sustrajeron 550 euros la madrugada del 2 de junio de 2013 alegando que la tocó para cambiar monedas, había restos "lofoscópicos" en la reja forzada en el robo del bar.

En el fallo, al que ha tenido acceso Efe, la jueza ha explicado que cuando los indicios están acreditados y son razonables, como la presencia de las huellas en la parte trasera de la máquina registradora, que no estaba al descubierto, sino pegada a la pared, y en las rejas forzadas, esta prueba de cargo puede desvirtuar la presunción de inocencia.

Además, aunque el acusado afirmó en la vista oral ser cliente habitual, el dueño del bar lo negó.

El joven ha sido condenado a dos años de cárcel por un delito de robo con fuerza en las cosas con el atenuante de haber sido condenado por el mismo delito cuatro meses antes.