Pese a no haber nacido en el barrio, o quizás por eso, Luisa Jimena quiso anoche dejar patente el enorme agradecimiento a los vecinos con los que ha compartido media vida por haber pensado en ella para pronunciar el pregón de la Velá de la Fuensanta del año 2013.

Fueron las suyas unas palabras sentidas, cariñosas y llenas de fervor hacia la Virgen, pero también reivindicativas y combativas, como ella misma ha sido durante toda su vida, pues ha desempeñado una larga labor dentro del mundo asociativo. Así, finalizó su alocución llamando a "los niños, a los jóvenes, a los padres a los parados y a los mayores a que luchen por cambiar la situación por la que atravesamos". Y rogó a la Virgen, "Madre de la Fuensanta, que nos dé ánimos, esperanza y alegría para luchar por un cambio total de la sociedad. A María, una de las grandes indignadas de la historia, que proclamó en el Magnificat el poder de Dios derribando a los poderosos y levantando a los humildes, colmando de bienes a los hambrientos y despidiendo a los ricos, le pido que nos impulse a participar en esta ingente tarea para luchar todos juntos, creyentes y no creyentes, por una Córdoba mejor, por un mundo en el que, sí, que reine la justicia y la libertad. Sabemos que no es tarea fácil, pero tenemos que hacerla posible, porque, como dijo Nelson Mandela, todo parece imposible hasta que llega alguien y lo consigue".

Antes de ello se acordó la pregonera de los huertos que rodeaban la zona donde hoy se celebra la Velá, de los puestos de higos chumbos, de campanitas y avellanas y del olor a gas de una fábrica cercana. Tuvo recuerdos para sus padres, que la llevaban de pequeña a la feria, y para el momento en el que se "hizo novia", que también fue en la Fuensanta. Todo ello trufado de reflexiones acerca de la evolución del barrio y sus vecinos, de comparaciones y similitudes del origen de las dos vírgenes en honor a las cuales se celebran las ferias de Córdoba, la Salud y la Fuensanta, vinculadas ambas al agua, sin dejar de hacer mención a los elementos identificativos de la fiesta como las campanitas, el caimán y la propia Virgen. El aplauso de sus vecinos sirvió de chupinazo de inicio de la Velá.