Mientras que los valientes se tostaban al sol septembrino sin paliativos para ver a las estrellas del tenis español, los encargados de contar su festival frente a los franceses se refugiaban en la fresca barrera en la que ayer se convirtió la sala de prensa, una especie de oasis en el desierto. Los tendidos se recalentaban con el paso de las horas y, en las entrañas del Coso de Los Califas, la prensa permanecía al fresquito y con todo tipo de comodidades que facilitaban el trabajo a los que no podían disfrutar del todo de la fiesta cordobesa. La mayoría vio el partido de David Ferrer por la tele tras soportar estoicamente el de Rafa Nadal. De hecho, mientras el manacorense se encontraba en la sala de prensa denunciando las maldades del calendario, el valenciano ganaba sin despeinarse el primer set a Gilles Simon.

El despliegue de medios de comunicación es de los mayores que ha conocido la ciudad. En cifras brutas, la Federación habla de 226 profesionales acreditados, sin contar con las en torno a 200 personas que desplazó Televisión Española para cubrir el evento. Y, para organizarlos a todos, solo tres, apoyadas por varios voluntarios.

El calor fue el tema de conversación más explotado entre descanso y descanso. Sobre todo por los 48 fotógrafos, que aguantaron como pudieron los 40 grados con sombreros de paja o gorros de estilo safari que paliaban pero no evitaban. Entre charla y charla, muchísima agua. Los camareros del cátering Mallorca, que vino desde Madrid --¿por qué no se ofreció a una empresa de Córdoba?--, reponían botellas en la nevera sin que ni siquiera diera tiempo a que se enfriaran.

La dieta periodística

No faltó de nada. Bebidas de todo tipo y variedad de alimentos para saciar el hambre y la sed de los que no podían salir de la plaza de toros. Nada de fritos ni precocinados. Pechuga de pollo en salsa, pasta y ensalada, además de chupitos de gazpacho y panecillos conformaron la dieta de la primera jornada.

Muchas caras conocidas estuvieron al pie del cañón, como Nico Abad, de Deportes Cuatro, al que le dio "pena" que se vieran tantos huecos en la grada durante los partidos, algo que achacó a los horarios. "Hay que pensar más en la gente", comentó el madrileño. Los franceses, por su parte, intentaban explicarse cómo sus tenistas no habían ganado nada más que diez juegos durante los dos encuentros.

Rodeados de cabezas de toros disecadas desarrollan su labor durante este fin de semana los encargados de que no se escape ni un detalle, de que no quede un protagonista sin hablar. Hacen su faena dentro de la plaza. Unos, de aliño, otros con florituras. Con gracia, con arte y hasta con tronío. Todos al alimón. Cada cual con su firma.