Para dar forma a un proyecto es importante conocer y tener claros los objetivos deportivos. Se han de articular las interrelaciones y rangos necesarios para que se puedan realizar de la manera más eficaz y productiva para el club.

En un proyecto deportivo hay tres conceptos fundamentales: organización, trabajo e independencia.

Es importante hacer partícipe del proyecto al entrenador, pues de las decisiones que tome cada día va a depender el futuro del club. Si en un club existe unanimidad, compromiso por parte de todos, y aportación de sabiduría y esfuerzos, todo será mucho mas sencillo que si hay opiniones dispares poco coherentes, controversia o diferente filosofía entre las partes. Si es así, seguro que el objetivo al final de temporada será inalcanzable.

En entrenador, por su parte, debe respetar el modelo de gestión deportiva del club. Seguir fomentando los valores del club en el primer equipo. Tener buena gestión del vestuario y relación con la dirección deportiva. Tener reuniones de coordinación interna para fomentar el trabajo en equipo y, así, la mejora continua. Tener un amplio conocimiento de todos los equipos y todo el mercado nacional e internacional, y, evidentemente, tener un conocimiento total del club y su entorno.

Cuanta más capacidad de trabajo tenga el departamento técnico (dirección deportiva), mayor cantidad de información se tendrá de todo y de todos y, evidentemente, mayor capacidad de respuestas a las necesidades inmediatas y a largo plazo (mercado de invierno, jugadores jóvenes con proyección, análisis de mejora constante de la plantilla, etc.) más alternativas tendrá el club.

Estos datos son necesarios porque ayudarán a tomar las decisiones más acertadas. Cuando se habla de fichajes, del valor del jugador en el mercado, del proceso de adaptación, cambio de filosofía etc., hay que tener mucho cuidado a la hora de firmar y con la primera información que se trasmite al aficionado (el aficionado es una de las cuatro patas que mantienen la mesa). Esa primera información será la que memorice en primer lugar para juzgar de manera negativa o positiva al futbolista, y tendrá prioridad sobre el resto.

En España, Italia o Portugal existe la figura del director deportivo o secretario técnico, que en teoría sería el responsable de contratar al entrenador y confeccionar la plantilla, pero a veces no tienen la última palabra en la toma de decisiones, aunque sí serán los máximos responsables cuando el equipo no cumpla con los objetivos marcados a principio de temporada. En Inglaterra o Alemania, incluso, el director deportivo en ocasiones se sienta en el banquillo. Sin embargo, el manager es también quien tiene la responsabilidad deportiva y la capacidad para decidir a la hora de confeccionar la plantilla, puesto que a la hora de configurar una plantilla se ha de decidir el modelo de juego, normativa en cada competición o país y la metodología a seguir para sacar máxima rentabilidad a todos sus componentes. Una vez que comience el campeonato, ya no hay marcha atrás. Solo queda como alternativa recurrir al mercado invernal y los equipos que acuden son los que piden socorro ante el temor de ir agotando etapas de la temporada por no ir cumpliendo con los objetivos establecidos al inicio del curso.

En estos últimos años, nos encontramos con el problema general a nivel europeo de los proyectos de clubes que se hacen dueños propietarios del mundo de los negocios -plan de negocio- donde algunos solo entienden de sacar rentabilidad a corto plazo, con el único objetivo de vender cada año los mejores jugadores para poder sobrevivir, y al final, vende sus mejores activos pero nunca finalizan el proyecto y nunca tienen un equipo competitivo. Así, el proyecto se convierte en un plan de negocio y lo anteponen con prioridad sobre el proyecto deportivo. Estoy convencido que en los proyectos a medio-largo plazo la mejor inversión sería conjugar la inversión en cantera con jugadores comprometidos, competitivos, que vengan del exterior y que adquieran un compromiso con la filosofía del club y la ciudad.