No suelen ser imágenes habituales en el Camp Nou. De ahí la sorpresa. Incluso para el propio Villa. No era una jugada para asistir a semejante cruce de palabras. Encaró el Guaje por la banda izquierda, rodeado de defensas del Granada. Cuando levantó la cabeza, Messi se colaba, o lo intentaba, entre ellos, pero el asturiano, que no era titular desde el pasado 15 de diciembre, cuando cayó lesionado en Japón, no se dio cuenta de esa irrupción. Al menos, a la velocidad messiánica.

Le dio, eso sí, la pelota, pero no cuando ni tampoco donde quería la estrella. Luego, la tormenta, pocas veces vista, de Messi. Se quedó en el área abroncando a Villa porque no había sincronizado bien esa complicada acción ofensiva. Una de tantas, aunque la convirtió en excepcional la reacción del argentino. Messi iba mascullando su ira por ese error, o así lo entendía él, de su compañero, mientras el Camp Nou descubría la cara oculta de la estrella.

Reproches

Al principio Villa no respondía. Pero era tanta la insistencia de Messi en sus quejas que le replicó diciéndole con gestos los argumentos de esa decisión, un mal pase, que desencadenó una discusión pública. Lo que podría haber quedado en murmullos y malas caras se transformó ya en un asunto de debate, primero en el Camp Nou y luego en la sala de prensa. Sucedía esa acción en el último minuto de la primera parte, cuando Messi estaba desesperado. Y descargó parte de esa ira en Villa, que le contestó para recordarle que ya le había dado el pase. Pero nada convencía a Messi, que abandonó el área, de vuelta a su campo, aireando su cabreo.

Villa insistía en sus explicaciones, pero no servían de nada. Con Alexis, que fue el primero en recibir una bronca de la estrella porque no centró donde él quería ("levanta la cabeza", le dijo Leo al chileno), no fue tan duro. Con el Guaje, en cambio, sí. Hablaban y no se ponían de acuerdo. Mucho ruido por una jugada que no era trascendente. Una vez terminada la primera parte, los dos protagonistas ni se dirigieron la palabra. Nada más iniciarse la segunda, Tito quitó a Villa (52') y Messi seguía estrellándose contra Toño. A cada disparo del argentino, una gran parada del meta. Mientras, el recuerdo del pique con Villa aún sobrevolaba, cada vez más angustiado porque el partido se le escapaba. Hasta que llegó Xavi en los minutos finales de la segunda parte para acabar con el drama, pero Messi no estaba todavía feliz del todo porque ni siquiera él se reconocía.