Las últimas lluvias cambian la previsión: los alérgicos de Córdoba se enfrentan a altos picos de polen esta primavera

Las intensas lluvias que la borrasca Nelson dejó la semana pasada en Córdoba han cambiado las previsiones que había antes de esos días sobre el nivel de polinización que habrá esta primavera de gramíneas y de olivo, principales especies vegetales que causan alergia a los cordobeses. Antes de la Semana Santa, las estimaciones de los alergólogos es que esta primavera la exposición al polen de los alérgicos en Córdoba iba a ser moderada, debido a la sequía y a que estas plantas no tenían la suficiente reserva de agua.

Sin embargo, tras las cuantiosas precipitaciones caídas durante la reciente Semana Santa, la catedrática de Botánica, Ecología y Fisiología Vegetal de la Universidad de Córdoba y coordinadora de la Red Española de Aerobiología (REA), Carmen Galán, ha apuntado este viernes, en una rueda de prensa ofrecida junto a la jefa de sección de Alergología del hospital universitario Reina Sofía, Berta Ruiz, que se prevé en Córdoba una alta polinización tanto de herbáceas como de olivo, después de que en los dos últimos años fuera más algo más baja de lo habitual por el déficit de lluvias en la provincia cordobesa.

Los pronósticos cada vez se complican más

Carmen Galán ha precisado que cada año es más complicado ofrecer un pronóstico sobre cuándo se registrará el pico (mayor número de casos) de polen de gramíneas y de olivo en Córdoba, principalmente debido a las consecuencias del cambio climático y de cómo el mismo afecta a las lluvias y a las temperaturas.

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A pesar de ello, ha calculado que para finales de abril o primeros de mayo seguramente se contabilicen las mayores concentraciones de polen de gramíneas y que para la primera quincena de mayo podría darse en Córdoba el pico de polen de olivo, sin descartarse que ambos picos coincidan a la vez de forma explosiva, según las condiciones que se den de lluvia, temperaturas u otros factores.

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"Los mismos meteorólogos nos dicen que es complicado hacer previsiones porque si se producen lluvias significativas en abril y mayo la atmósfera se lava y los alérgicos estarán menos expuestos a los pólenes, que es lo que ha ocurrido con el plátano de sombra esta Semana Santa", ha explicado esta catedrática.

Así, si bien se esperaba que en la última semana de marzo se produjera en Córdoba el pico más alto de polen de plátano de sombra, al llover de forma continuada toda la Semana Santa la cantidad de polen liberada de estos árboles ha sido muy pequeña, con respecto a otros años, y además esa carga estuvo sujeta al lavado constante de la atmósfera, por lo que los alérgicos al plátano de sombra en Córdoba han estado menos expuestos a ese polen", ha resaltado Galán.

Sobre este mismo asunto, esta catedrática ha manifestado que "debido al cambio climático, los calendarios de polinización pueden llegar a ser imprevisibles porque las plantas pueden tener floraciones extermporáneas y esto provoca que los pacientes acusen síntomas en fechas que años atrás no eran habituales".

Una alta cifra de población tiene alergia en Córdoba

Por su parte, la doctora Berta Ruiz ha recalcado que la provincia de Córdoba tiene una primavera muy bonita, pero en la que hay que recordar que hay unas 160.000 personas con alergias respiratorias, de las que unos 100.000 pueden serlo a pólenes, un 80% al olivo y un 70%, al de las gramíneas, seguidos de salsola, plátano de sombra y ciprés.

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Esta especialista ha hecho un llamamiento a los pacientes con estas alergias a que tomen de forma correcta su tratamiento, que no se automediquen, ni abandonen la medicación, y a que se vacunen cuando esté indicado con la dosis correcta y durante el tiempo que le indique el médico, ya que la inmunoterapia es el tratamiento más eficaz para hacer frente a las alergias.

En esta línea, Berta Ruiz ha hecho alusión que el verano y el otoño son dos momentos apropiados para que los alérgicos al polen que afronten una primavera con síntomas más negativos sean estudiados en el servicio de Alergia del hospital. Ruiz ha insistido en la efectividad de las vacunas, que ha aumentado mucho en los últimos años, gracias al mayor conocimiento de las alergias y de los pacientes. "Un paciente que se vacune desarrollará probablemente menos síntomas, aumentando su umbral de tolerancia cuando se enfrente al polen y tendrá mejor calidad de vida, ya que podrá permanecer más tiempo al aire libre, tolerará mejor el ejercicio físico, dormirá mejor y podrá necesitar menos medicación", ha añadido.

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